Un nuevo día... otra bendición en el Paraíso dado... otra rosa hacia la salvación... una serena imploración hacia el mismísimo corazón de la ilusión...
Es un nuevo día, una nueva oportunidad... la magnificencia en forma de lo desconocido...
El viento se cuela entre los muros de la ceguera... es un tiempo de ahora pero también de eternidad, cuando la fragancia del ayer convirtiose en el oxígeno que renueva la desazón por unos eventos, quizás contaminados...
¡Inhala la savia del mendigo! El sendero hacia el resto del camino está ahí, a tu lado, en calma espera...
-¡Sí, ya voy! Ya marcho... Ya es la hora...
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