Wednesday, December 21, 2011

Operación de ligamento cruzado anterior, rodilla izquierda.

El 22 de Mayo de este año, fue cuando me lesioné. Jugando al baloncesto, por supuesto. Han sido varios quirófanos, fracturas, dislocaciones, múltiples esguinces... Pero, el lado positivo, es maravilloso. Amigos, momentos de pura felicidad, ejercicio, bromas, competición, magia...
 Hoy, casi exactamente 7 meses después, me han operado por segunda vez de LCA. Esta vez en la otra rodilla.
 Toda ha ido bien. Ahora, la cuenta atrás comienza. Pronto volveré a jugar de nuevo.

Tuesday, December 20, 2011

Drazen Petrovic. La forja de un rebelde genial.

Sabonis le odia, Corbalán le odia, Fernando Martín le odia, Meneghin le odia, Antonello Riva le odia… media España le odia mientras la otra media celebra —“Sí, sí, sí, me mola Petrovic”, canta la Demencia—… Es el verano de 1987 y a sus 24 años, Drazen Petrovic reina en el baloncesto continental después de dos Copas de Europa consecutivas, la primera ante el Real Madrid, la segunda ante el Zalgiris de Kaunas y una Recopa ganada al Scavolini italiano. En medio de la euforia y las celebraciones, en medio de los bailes y las burlas, los odios, los silbidos y las persecuciones por toda la cancha para tumbar al provocador, el yugoslavo anuncia su fichaje por un gran equipo europeo. “La próxima será mi última temporada en la Cibona”, dice, ante la decepción del público de Zagreb, que sabe que con él se escapa un mito.

Ese gran equipo, luego se sabrá, es el Real Madrid, referencia inevitable en todo lo que tenga que ver con Drazen. El mito no haría sino crecer, entre más títulos, más medallas, más reconocimientos y una muerte terrible que sacudió a todo el mundo del deporte en lo más alto de su carrera. Como las estrellas de cine. La historia de Drazen Petrovic probablemente dio un giro aquel junio de 1987 pero no era sino un giro más de los muchos que merecen ser contados, desde su debut con 15 años hasta el trágico viaje a Munich que acabó con su vida.
Esta vida.
De Sibenik a Zagreb

Todo el mundo sabe que Petrovic era de Sibenik, igual que todo el mundo sabe que Mozart nació en Salzburgo. Poco se sabe sin embargo del equipo de su ciudad, el KK Sibenka, donde se desfogaba en su juventud Alexander, el hermano mayor, miembro de la selección yugoslava ya en 1982, con solo 23 años, medalla de bronce en aquel Mundial de Cali donde Sabonis empezó a asombrar al mundo. Alexander era un base maquiavélico y desesperante. Un tipo carismático, capaz de poner a la vez la provocación y el sentido común. Tirar la piedra y esconderse en la tangana.
El Sibenka había pasado casi toda su trayectoria en las divisiones inferiores de la liga yugoslava hasta que en 1979 ascendió a Primera y la nueva generación lo convirtió de inmediato en un equipo de categoría nacional, una alternativa a los Partizán, Estrella Roja, Zadar o sobre todo el Bosna Sarajevo, gran referencia de los 70. Alexander, la gran estrella, tenía además un hermano pequeño, Drazen, del que se venía hablando mucho tiempo por sus actuaciones en los juveniles, sobrepasando a menudo los 40, 50, 60 puntos por partido. Su debut con el primer equipo llegó en 1979, con apenas 15 años. Coincidió brevemente con su hermano, que fichó por el gran equipo croata, la Cibona de Zagreb, y aceptó inmediatamente su rol como sucesor familiar al frente del equipo.
Aquel chico era completamente distinto de todos los demás. No solo tenía el carisma de su hermano sino que le superaba en prácticamente todas las facetas del juego. Era un tirador excelso y un penetrador como no ha habido otro en la historia del baloncesto europeo. Capaz de irse a los 50 puntos y a las 25 asistencias en el campeonato local, su ausencia de la lista yugoslava para el citado Mundial de Cali fue considerada una barbaridad. Estamos hablando de un chico de solo 18 años, de acuerdo, pero que en solo una temporada ya había llevado al Sibenka a la final de la Copa Korac, que perdería con el Limoges francés.
Como si tuviera que demostrar algo a alguien –cada partido de Petrovic parecía una venganza, la necesidad constante no ya de vencer y convencer sino de humillar– el año siguiente, Drazen mejoró sus prestaciones: alternando las posiciones de base y escolta, un juego indefinible, eléctrico, traicionero… el pequeño de los Petrovic promedió 24,5 puntos por encuentro, llevando a su equipo a dos finales: la de la liga yugoslava, que ganó ante el Bosna —aunque después la Federación, en aquellos turbios 80 tras el telón de acero, desposeyera al Sibenka del título— y de nuevo la de la Copa Korac, que volvió a perder ante el Limoges de Dacoury y el infalible Eddy Murphy. Aquel partido lo jugó Petrovic con un terrible orzuelo en el ojo y apenas pudo anotar 12 puntos. Fue el día que se cansó de perder.
Ese mismo verano, siguiendo los pasos de su hermano, fichó por la Cibona. Después del preceptivo año de servicio militar obligatorio, Drazen cogió las maletas y se fue para Zagreb.
La gloria en la Cibona
Drazen Petrovic no llegaba a cualquier equipo, sino al campeón de Yugoslavia. Después de su primera experiencia olímpica, que se había saldado con una enorme decepción tras ser incapaz de defender el título por una inesperada derrota en semifinales contra España, el pequeño de los hermanos tenía que buscarse un lugar en una plantilla con roles muy definidos y con personalidades muy potentes: la Cibona era básicamente el equipo del pívot Andro Knego, clave en la consecución del título el año anterior, y contaba con jugadores como el propio Alexander, el ala-pivot Mihovil Nakic o el joven Cutura, que ya apuntaban muy alto.
Drazen empezó el año como promesa que debía ganarse la confianza de Mirko Novosel y acabó como gran figura de Europa, su primer año de dominio, puño siempre en alto, doble finta con tiro a tabla, rachas impresionantes de triples, partidos con 15-20 asistencias, todos rendidos ante su talento. En su primer año en Zagreb, Petrovic anotó 32,2 puntos de media en la competición nacional, ayudando a la Cibona a su segundo entorchado consecutivo y lideró al equipo hasta la final de la Copa de Europa, la primera de su historia, también con más de 30 puntos por partido.
Aquella final fue la primera de dos legendarias: le enfrentaba al gran Real Madrid de los 80, equipo siete veces campeón de Europa, con el imponente Wayne Robinson, el mejor Fernando Martín, un anotador de primera como Brian Jackson, más los habituales Corbalán, Iturriaga, Del Corral, Biriukov, Romay, Rullán… Ambos equipos ya se habían enfrentado en la liguilla previa dos veces. Las dos había ganado la Cibona con exhibiciones de Petrovic, quien anotó 79 puntos entre los dos partidos. El primer tiempo resultó igualado, un intercambio suave de golpes con Drazen a medio gas. El segundo fue una exhibición yugoslava capitaneada por su imparable número 10, que anotó 26 de sus 36 puntos finales, llevó a Iturriaga a la desesperación absoluta y acabó bailoteando mientras subía el balón, la lengua fuera, riéndose de todas las convenciones, campeón absoluto a los 22 años.
Era el final de una época para el Madrid y el principio de una rivalidad estelar en Europa: el eléctrico y provocador Drazen Petrovic, base de casi dos metros, contra el enorme Arvydas Sabonis, con su melena al viento, su elasticidad impropia de un hombre de 2,20, su rigor soviético, hierático, imponente… Que ambos jugadores se enfrentaran un año después en la final de la Copa de Europa de 1986 fue una bendición para el espectador, un recuerdo único. El Zalgiris de Kaunas no solo contaba con Sabonis en sus filas. Aquello era un equipazo impresionante, con Kurtinaitis, Homicius, Iovaisha… la base de la selección soviética que sería campeona olímpica en 1988.
La Cibona se presentó a ese partido con dos bajas notables con respecto al año anterior: Knego y el propio Alexander, tentado por el dinero italiano. El base y el pívot titulares, ni más ni menos. El equipo era Drazen Petrovic y poco más. Tanto se tuvo que multiplicar el genio de Sibenik que aquel año se fue a los 43,3 puntos por partido en la liga yugoslava y a los 37,0 en la competición europea, incluyendo un glorioso partido, precisamente ante el Scavolini de su hermano, donde llegó a los diez triples anotados.
Para el recuerdo quedarán los 112 puntos que le endosaría esa temporada al Olimpia de Ljubljana esloveno, la cifra más alta de su carrera.
Los lituanos llegaban a la final como favoritos y Sabonis aprovechó para lucirse en la primera parte, con 17 puntos, 8 rebotes y 2 tapones. Sin embargo, los ninja croatas no se rendían. En un partido de guerra de guerrillas, con Nakic estorbando al gigante soviético hasta la desesperación, la tensión se fue materializando sobre la cancha hasta que explotó: en uno de los escasos ataques de ira que se le recuerdan a Sabas, el pívot cruzó la pista corriendo para darle un manotazo a su defensor, lo que le costó la expulsión. Los jovencísimos Cvjeticanin y Usic tomaron el relevo anotador de un fallón Drazen —ocho minutos sin anotar, 22 puntos al final— y llevaron al equipo a su segundo título europeo en medio de una monumental tangana, con Homicius y Kurtinaitis detrás del diablo de Sibenik, mientras este se mofaba con pases por la espalda, regates imposibles y puños al aire.
Consolidado en el estrellato y en el odio, Petrovic y la Cibona ganaron aún un nuevo título europeo, la Recopa de 1987 y llegaron a la final de la Korac de 1988, de nuevo ante el Real Madrid, al que habían derrotado en sus cinco compromisos anteriores. Esta vez las cosas fueron distintas: con su fichaje ya hecho desde un año atrás y pocas ganas de soliviantar a las gradas, un Real Madrid en el que Corbalán e Iturriaga ofrecían sus últimos actos de servicio antes de abandonar el club, se quitaba aunque fuera de manera simbólica la espina con una cómoda victoria a doble partido.
Petrovic se despidió del Palacio de Deportes entre aplausos, los mismos que recibiría a su vuelta en septiembre.
La liga de Petrovic
El fichaje de Drazen por el Real Madrid, gestión exclusiva del presidente Ramón Mendoza, empeñado en que su equipo de baloncesto volviera a dominar no solo el campeonato español, sino el europeo, fue la gran novedad de la temporada 1988/89 en el baloncesto continental. Aquella liga se llamó sin más “la liga de Petrovic” y el croata fue el gran protagonista de septiembre a junio
Se dice que desde el principio tuvo problemas en el vestuario. No es de extrañar si se tiene en cuenta su historial anterior en Zagreb y su estilo de juego, en ocasiones demasiado individualista. Convivir con un genio no es sencillo y cuando llegó a Madrid, Drazen estaba convencido de que podría hacer lo mismo que en el Sibenka y la Cibona, es decir, liderar al equipo y convertirse en la única referencia.
Gracias a Petrovic, el Madrid ganó la Copa del Rey y derrotó al Snaidero Caserta de Óscar Schmidt Becerra y Ferdinando Gentile en una final de la Recopa memorable: el brasileño se fue a los 44 puntos… el croata hasta los 62. La exhibición fue tal que copó todos los titulares y convenció a los directivos de los Portland Trail Blazers de que había que dar el todo por el todo para llevarse al jugador a la NBA. Según la prensa, el partido sirvió para acabar de dividir la plantilla blanca: la relación entre Petro y la otra gran estrella, el histórico Fernando Martín, se congeló definitivamente a partir de entonces, más aún cuando el croata empezó a insinuar en algunas entrevistas que aquel primer año en la capital podía ser a la vez el último.
Con acordes y desacuerdos, el Madrid llegó a la final de la ACB. Enfrente, el Barcelona de Aíto. Aquella serie fue un tobogán de sensaciones: en el primer partido, el Barça arrolló (94-69), en el segundo, Petrovic empató la eliminatoria. El tercero, ya en Madrid, volvió a caer del lado blaugrana mientras el cuarto se lo llevo el Real agónicamente (88-87) en un partido en el que Drazen se fue a los 42 puntos.
El quinto partido se celebraría en Barcelona, Palau Blaugrana lleno hasta la bandera. La liga de Petrovic daba el último suspiro y todos esperaban al croata… cuyo protagonismo fue eclipsado por el árbitro Juan José Neyro, que no solo le expulsó después de un escupitajo, sino que de paso eliminó por faltas a siete jugadores visitantes. El Real Madrid acabó perdiendo ese partido y esa liga con cuatro jugadores sobre el parqué y su estrella bajo una toalla en el banquillo. Esa sería la última visión de Petrovic con la camiseta blanca. Aquel verano se declaró en rebeldía —un estado habitual en él— y emprendió la fuga a Estados Unidos.
El esplendor yugoslavo
Mientras la Cibona dominaba a nivel de clubes, el dominio yugoslavo se empezaba a cimentar de manera escandalosa. Después de vivir a la sombra de la Unión Soviética en el Europeo de 1985 y el Mundial de 1988, Yugoslavia llegaba a “su” Eurobasket, el de 1989, con uno de los mejores equipos que uno podría soñar, probablemente la mejor selección FIBA de la historia. Dirigido por Drazen Petrovic, el equipo de Dusan Ivkovic incluía a jugadores como Dino Radja, Vlade Divac, Zarko Paspalj, Jiri Zdovc, Pregdag Danilovic, el veterano Zoran Cutura, compañero de aventuras de los Petrovic en Zagreb… y un jovencísimo Toni Kukoc, recién coronado campeón de Europa con la Jugoplastika.
Es difícil igualar lo que consiguió aquel equipo. Cada partido era una exhibición con la saña habitual. Lo tenían todo: intensidad, rebote, habilidad, tiro exterior… ganaron sus tres partidos de la fase previa con una media de más de 102 puntos por partido, en semifinales se impusieron a Italia por un contundente 97-80 y la final fue una de las más desequilibradas de la historia. La campeona vigente, Grecia, con los Gallis, Giannakis, Fassoulas y compañía, había dado la campanada eliminando a la Unión Soviética pero fueron presa fácil de los depredadores locales: 98-77.
Como el hambre de toda una década no se quita en un verano, el año siguiente, ese mismo equipo, con la baja de Radja pero las incorporaciones de Zoran Savic, Velimir Perasovic o Zeljko Obradovic, se presentó en el Mundobasket de Argentina dispuesto a no perdonar ni una. Tras un inicio titubeante, derrota ante Puerto Rico incluida, los chicos de Petrovic se pusieron manos a la obra: 105 puntos a Brasil, 100 a la URSS de Sabonis y una nueva paliza a Grecia dejaban al equipo en semifinales ante los Estados Unidos de Kenny Anderson y Alonzo Mourning, las dos grandes estrellas universitarias de aquel año.
Era el enfrentamiento de dos trayectorias muy diferentes: Estados Unidos había sufrido para ganar el Mundial de España del 86 y cayó con cierta contundencia ante la URSS en las semifinales de los Juegos Olímpicos de Seúl 88. Su dominio ya no era insultante: los universitarios pecaban a menudo de inexperiencia en momentos clave y sus entrenadores no se acoplaban al nuevo ritmo europeo, más trabado, más táctico, cada vez más físico. El mítico Mike Krzyzewski, sempiterno “coach” de Duke dirigía aquel año a la selección, buscaba maneras de frenar al rodillo balcánico. Su trayectoria en el torneo había dejado muchas dudas: también perdió contra Puerto Rico y sufrió lo indecible para clasificarse ante Australia y Argentina.
A pesar del evidente nerviosismo yugoslavo, enfrentados al reto de ser favoritos por primera vez en su historia ante los americanos, la selección “plavi” se llevó el partido con otra exhibición ofensiva: 99 puntos por 91 de los estadounidenses. En la final esperaba la Unión Soviética, el otro gran tótem del baloncesto mundial, a la que habían derrotado por 23 puntos de diferencia en la ronda preliminar. Aquella URSS daba sus últimas bocanadas y se notó en la final: Drazen Petrovic, mucho más serio, más centrado, más decidido a comandar al equipo en vez de lucirse con individualidades, lideró a Yugoslavia con 31 puntos. Campeón del mundo por primera vez en su carrera, el croata se reivindicaba así después de un año aciago en Portland.
Al acabar el partido, se produjo el incidente que cambió el rumbo de un país y un deporte: un periodista, para celebrar la victoria, trató de entregar una bandera croata a Petrovic. Vlade Divac, serbio, se acercó iracundo, empujó al periodista en cuestión, le arrebató la bandera y la arrojó al suelo. Aquel gesto fue la condena de Divac en Croacia, le hizo pasar por el ultranacionalista serbio que probablemente no era y dio comienzo a una campaña de acusaciones que acabaría con la ruptura de su amistad con Drazen Petrovic un año después, cuando, tras ganar su tercer gran torneo internacional, el Eurobasket de Italia 1991, Yugoslavia se rompiera en mil pedazos y Serbia iniciara una cruenta guerra contra Croacia después de que tanto ésta como Eslovenia declararan su independencia.
Cosas que hacer en Portland cuando eres suplente
Precisamente Divac fue el gran apoyo de Petrovic en la NBA durante el horrible año y medio que el croata pasó en los Portland Trail Blazers. Anotador impenitente, acostumbrado a jugar 40 minutos por partido y tener el balón en sus manos de manera continua, Petrovic se topó en Portland con un equipo ya hecho, con roles muy fijos, una estrella indiscutible —Clyde Drexler— que además jugaba en su puesto y el fichaje a última hora de Danny Ainge, otro base-escolta, que le quitaba definitivamente un puesto en la rotación.
Los éxitos del equipo no mitigaban la tristeza de Petrovic, lejos de su familia, de viaje constante por todo Estados Unidos y condenado al rol de agitador puntual en partidos complicados y figurante de lujo en los “minutos de la basura”. Sus números bajaron a 7,6 puntos por partido en poco menos de 13 minutos, indicativos de su facilidad para anotar y a la vez de su poca implicación en el juego. Aquel año, el equipo llegó a la final de la NBA, que le enfrentó a los Detroit Pistons. El papel de Petrovic en aquella serie fue poco menos que testimonial salvo en el segundo partido, el único que ganó Portland y en el que Drazen anotó 8 puntos decisivos desde el banquillo. Como premio, Adelman le dejó jugar en el tercero, pero su 0/5 en tiros de campo tumbó sus esperanzas: apenas 4 minutos en el cuarto encuentro e inédito en el quinto.
Para Drazen, aquello era una tragedia. Por supuesto, él era un ganador, sería absurdo decir que no jugaba para ganar pero sobre todo jugaba para divertirse. Era un trabajador brutal, carne de gimnasio y tiros en suspensión en cada entrenamiento. Toda esa energía desperdiciada pasando toallas en el banquillo era demasiado para él. Ningún anillo hubiera compensado la frustración y, ya a los 27 años, la solución no podía retrasarse demasiado. Había dejado su corona indiscutible en Europa con la idea de algo más que un papel secundario en una superproducción. Por supuesto, eran tiempos difíciles para los europeos en la NBA, pero Detlef Schrempf se consolidaba como estrella de la liga, Sarunas Marciulionis destellaba en los Golden State Warriors, Aleksandr Volkov cumplía en Atlanta y su gran amigo Vlade Divac era titular ni más ni menos que en Los Angeles Lakers. ¿Por qué no podía triunfar él, que era mucho mejor jugador que todos ellos juntos?
Empeñado en jugar por encima de todo, Petrovic pidió el traspaso a los New Jersey Nets, una de las franquicias malditas de la NBA, hundida en el pozo de la clasificación. Aquello era un “todo o nada”, la vuelta a Madrid siempre presente en su cabeza. Si las cosas en Nueva Jersey no salían bien, el croata se volvería de inmediato. Mendoza esperaba con los brazos abiertos.
Rumbo al All-Star
Llega, pues, 1991, otro año clave para Petrovic. Su familia sigue viviendo en Croacia, objetivo militar del ejército aún llamado yugoslavo pero que en realidad solo representa a Serbia. La preocupación por su país compite con su propia angustia en la realidad de la NBA. El cambio de equipo al menos ayuda: en los Nets, al rebufo de Derrick Coleman y Kenny Anderson, consigue ir haciéndose un sitio. Sus medias suben a los 12,6 puntos por partido en poco más de 20 minutos. Ese chico vale, dice la prensa de New Jersey, enamorada de su carácter competitivo, su alegría casi rabiosa sobre la cancha… Ese chico no defiende, se empeñan en decir los críticos.
Petrovic se toma las pesas en serio. Cambia su cuerpo por completo, hombros altos, pelo corto, mirada tensa. Algo le ha hecho pasar de niño juguetón a hombre distante. Drazen intenta olvidar el drama de su país en gimnasios y parqués. Llega al “training camp” de los Nets hecho una mole y más ágil que nunca. Ha mejorado su defensa, ha mejorado su tiro, ha mejorado su determinación sobre la cancha, ya no tiene que pedir perdón a nadie.
Los resultados se dejan ver desde el principio. Con el veterano Chuck Daly en el banquillo, los Nets necesitan un incentivo para captar nuevo público y lo encuentran en Drazen. Petrovic se convierte en titular, impresiona con su tiro, acaba segundo de toda la liga en porcentaje de tres puntos con casi un 45%, llega a los 20,6 puntos por partido y, con el 3 a la espalda, lleva a su equipo a los play-offs de la Conferencia Este, donde caerá en cuatro partidos frente a los Cleveland Cavaliers de Mark Price y Kevin Daugherty.
Su cara ha cambiado, su juego ha cambiado. Ya no es tan explosivo como antes, aunque vuelva a superar los 30 puntos con asiduidad. Hay un punto cerebral, maduro, en todo lo que hace. La siguiente temporada tiene que ser la del paso definitivo al estrellato, Drazen no contempla otra opción. Drazen sabe que anota 20 puntos por partido porque le dejan anotar 20. Si le dejaran anotar 30, si convenciera a su entrenador de que su rol es anotar 30, lo haría, punto. Es un caníbal desatado, catorce temporadas como profesional ya a sus espaldas y lo mejor aún por llegar…
Empieza la temporada 1992/93 como un huracán. “Petro, Petro”, gritan los fans de East Rutherford, mientras Petro anota un triple tras otro. Ya ha conseguido ser la máxima referencia de su equipo. Los primeros meses son tan buenos que está en todas las quinielas para el All-Star, rozando los 25 puntos por partido. Sin embargo, los prejuicios pesan demasiado. Aún es pronto para darle a un europeo un puesto en el partido de las estrellas americanas, aún no han llegado los Kukoc, Nowitzki, Gasol, Parker y compañía… Petrovic anota con desprecio: casi un 52% en tiros de campo, algo inaudito para un tirador exterior, de nuevo rozando el 45% en triples.
Su defensa ha mejorado y su rol como escolta, al lado de Kenny Anderson o Mookie Blaylock, le define como jugador. Ya no tiene que preocuparse de que los demás jueguen. Tampoco es que nunca haya sido una gran preocupación, pero desde luego ahora no entra en su cabeza ni en la de su entrenador: tirar, anotar, tirar, anotar… Eso es Drazen Petrovic, que acaba la temporada con 22,3 puntos por partido, el undécimo en toda la NBA, y es incluido en el tercer mejor quinteto de la liga, un éxito impresionante en aquella época.
Los Nets vuelven a llegar al play-off aunque vuelven a caer ante los Cleveland Cavaliers, esta vez en cinco partidos. Son un equipo joven, eléctrico, anotador y con todo el futuro por delante.
Carretera hacia Munich
Croacia. Petrovic nunca había destacado por su nacionalismo pero en cuanto empezó la guerra no tuvo la menor duda a la hora de posicionarse activamente: intentó sacar a su familia del país, promovió acciones de solidaridad en Estados Unidos, ayudó al nuevo gobierno con su propio dinero, se distanció terriblemente de Vlade Divac, considerado poco menos que un demonio por la opinión pública croata, y se ofreció el primero para apoyar a la incipiente selección nacional de su nuevo país, digna heredera de los éxitos yugoslavos de los tres años anteriores.
Su primer torneo como internacional croata fueron los Juegos Olímpicos de Barcelona. Junto a él está la gran hornada de la Jugoplastika de Split, extendida ya por todo el planeta: Kukoc, Radja, Perasovic, Tabak… más el contundente Vrankovic, el veterano Arapovic, el infalible Cvjeticanin y jugadores jóvenes como Alanovic o Komazec, llamado a ser su sucesor. Su papel es brillante. Jugando de base y no de escolta, preocupado en involucrar a todo el equipo en el juego y sabiendo ceder responsabilidades en Kukoc y Radja cuando es preciso.
Después de una semifinal heroica ante la CEI, es decir, Rusia y algunas repúblicas ex soviéticas, en la que Croacia remonta seis puntos en un solo minuto y acaba imponiéndose (75-74), con dos tiros libres de Drazen -27 puntos en total-, el Dream Team espera en la final olímpica, el sueño para cualquier jugador de baloncesto. Ambas selecciones ya se habían enfrentado en la primera ronda con clara victoria estadounidense (103-70), con Scottie Pippen empeñado en demostrar al gerente de los Chicago Bulls que su futuro compañero Toni Kukoc era una burbuja inflada por la prensa.
Los primeros diez minutos de la final son de lo mejor del baloncesto contemporáneo. Petrovic empieza a anotar triple tras triple, penetración tras penetración, incluso Arapovic corre los contraataques y de repente, Croacia se encuentra por delante en el marcador, 25-23. La primera vez que sucede en todo el campeonato y orgullo suficiente como para contarlo a generaciones. El resto del partido sigue por los cauces habituales hasta llegar al 117-85 final, los croatas eufóricos con sus banderas en el pódium olímpico.
Un año más tarde, incluso después de una temporada agotadora y exitosa, Drazen Petrovic vuelve a juntarse con su selección en junio, recién acabados los play-offs, para jugar el pre-europeo de Polonia. Sería una decisión incomprensible hoy en día, tiempos en los que muchas estrellas no se presentan siquiera en Campeonatos del Mundo, pero el compromiso de Drazen es inquebrantable y no pierde ocasión para demostrarlo. Croacia se clasifica sin problemas, con 30 puntos de su base en el último partido del torneo.
En vez de viajar con el resto del equipo en avión a Munich, donde seguirán la concentración cara al Eurobasket de Alemania de ese año, Drazen prefiere hacer el viaje en coche con su novia, por razones aún no demasiado claras. En medio de la noche, mientras el base duerme en el asiento del copiloto, un camión pierde el control y se estampa contra su automóvil. Petrovic muere en el instante, a los 28 años. Cuando la noticia llega a la selección, nadie puede creérselo. Nadie quiere creérselo.
Las radios despiertan Madrid con la muerte de Petrovic, la ciudad que más le ha adorado y le ha odiado de todo el planeta, y la sensación es de un vacío inmenso para cualquier aficionado al baloncesto. Petrovic había estado ahí durante años y años, sí, pero seguía siendo un crío, un chaval que se acercaba a la treintena dispuesto a comerse el mundo. El homenaje que le rinden todos las selecciones en Alemania es emocionante, Croacia le dedica la medalla de bronce con una exhibición ante Grecia, una paliza cruel, llorosa, llena de rabia, la misma rabia con la que Drazen elevaba su puño en el Sibenka mientras anotaba los tiros libres que daban al equipo de su ciudad natal el primer título de liga.
La liga que la burocracia le arrebató igual que la tragedia le arrebató la vida.

Friday, December 9, 2011

Primo Levi. Los hundidos y los salvados.

“…hay quien miente conscientemente falseando a sangre fría la irrefutable realidad, pero son más numerosos los que levan anclas, se alejan momentáneamente o para siempre, de los recuerdos auténticos y se fabrican una realidad más cómoda. El paso silencioso de la mentira al autoengaño es útil: quien miente de buena fe, recita mejor su papel, es creído con más facilidad por el juez, el historiador, el lector, la mujer y los hijos"

Croacia firma el Tratado de Adhesion y se unira a la UE en Julio de 2013

La Unión Europea y Croacia firmaron este viernes el tratado de adhesión del país balcánico a las instituciones comunitarias. Croacia se convertirá en julio de 2013 en el 28º miembro de la UE.

"Hoy Croacia vuelve al grupo de las naciones europeas, una familia a la que siempre ha pertenecido", declaró la primera ministra del país, Jadranka Kosor en su discurso durante de la ceremonia celebrada en Bruselas.
Tras la firma por parte de todos los líderes europeos, el gobierno de Zagreb organizará un referéndum en los primeros meses del próximo año para que los croatas den su aprobación al ingreso en la UE, mientras que el resto de Estados miembros procederán a la ratificación por la vía que marca cada legislación nacional.
Croacia es, después de Eslovenia, el segundo país de la Antigua Yugoslavia que ingresa en la Unión Europea. A partir del próximo enero comenzará a asistir a las cumbres y reuniones ministeriales en calidad de observador.
"Hoy Croacia vuelve al grupo de las naciones europeas, una familia a la que siempre ha pertenecido", declaró la primera ministra croata, Jadranka Kosor, en su discurso durante de la ceremonia celebrada en Bruselas.

Tras la firma de hoy por parte de todos los líderes europeos, el gobierno de Zagreb organizará un referéndum en los primeros meses del próximo año para que los croatas den su aprobación al ingreso en la UE, mientras que el resto de Estados miembros procederán a la ratificación por la vía que marca cada legislación nacional.
El Parlamento Europeo, por su parte, ya dio su visto bueno a la nueva incorporación el pasado día 1 de diciembre. Croacia inició sus negociaciones para la adhesión a la UE en octubre de 2005 y logró cerrarlas el pasado mes de junio.
Aunque el país ya tiene una fecha de ingreso fijada, la Comisión Europea ha establecido un mecanismo de seguimiento con marcadores para asegurar que las autoridades de Zagreb mantienen el ritmo de las reformas internas que quedan pendientes, y que se refieren sobre todo al funcionamiento de la justicia.
La exigencia responde a la mala experiencia de la última ampliación, que permitió a Bulgaria y Rumanía entrar en la UE en 2007. Estos dos países lograron un compromiso sobre la fecha de entrada y después descuidaron la continuación de sus reformas, lo que obligó a la UE a retrasar la adhesión en seis meses (el máximo que podía).
Posteriormente, Bruselas llegó a bloquear temporalmente la entrega de ciertas ayudas europeas a Bulgaria y Rumanía ante la rampante corrupción y la falta de preparación para combatirla. Hoy el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, recordó que la firma del tratado no es "el final del camino" y que Croacia deberá continuar con las reformas.
En este sentido, Kosor destacó que Croacia ha superado un proceso de adhesión "más duro" que ningún otro, con nuevas exigencias por parte de Bruselas e insistió en su convencimiento de que todas las reformas que se están llevando a cabo "merecen la pena".
Mientras llega el ingreso oficial, los funcionarios croatas podrán participar en los grupos de trabajo del Consejo de la UE, de forma que la legislación croata vaya adaptándose en función de los cambios en las normas comunitarias. Ya hoy, la primera ministra participará en calidad de observadora en la reunión de jefes de Estado y de Gobierno comunitarios.
Con su entrada, Croacia sumará algo más de 4 millones de nuevos ciudadanos a la UE, así como un nuevo idioma oficial. Será el segundo país de la antigua Yugoslavia, tras Eslovenia, en sumarse al bloque y lo hará poco después del vigésimo aniversario de su independencia.
El presidente croata, Ivo Josipovic, subrayó hoy la importancia histórica de la adhesión y afirmó que al país "le ha llevado 20 años retornar al lugar histórico y cultural al que siempre ha pertenecido". A su juicio, la progresión de Croacia "es el éxito de una política de paz que ha dado grandes frutos para Europa", logros "que no hay que obviar pese a la actual situación de crisis económica".
En la misma línea, la primera ministra aseguró que Zagreb es "consciente de los actuales problemas de la UE" y ha defendido superarlos con "unión y solidaridad". Además, tanto Van Rompuy como Kosor aseguraron que Croacia es un ejemplo para toda la región de los Balcanes Occidentales. "El éxito de Croacia muestra a toda la región que con trabajo duro, perseverancia, valentía política y determinación, la UE está al alcance", declaró el presidente del Consejo.

Wednesday, December 7, 2011

Las cloacas del 11-M. Federico Jiménez Losantos

A la luz de lo publicado estos tres días por El Mundo acerca del origen y la manipulación policial de los testimonios de los tres rumanos que acarrearon la condena de 40.000 años de cárcel contra Zougam, es evidente que el único condenado por poner las bombas en los trenes fatídicos no ha tenido un juicio justo. Y que hay que juzgar a quien encaminó a jueces y fiscales en la dirección que convenía a sus jefes políticos: el Gobierno de Zapatero y Rubalcaba. Zougam no ha sido condenado por un tribunal, ha sido encerrado por él tras una sentencia, pero los que de verdad lo condenaron fueron los policías judiciales, a las órdenes de Rubalcaba, que concedieron credibilidad máxima a unos testigos que incluso para ellos mismos y otras instancias oficiales la tenían mínima. El superjefe de la policía judicial es JAG, el superpoli de Rubalcaba; y es el Gobierno del PSOE el que paga a una testigo rumana menos creíble que un político griego cincuenta mil euros amén de papeles legales para ella y su marido, al que se declara víctima para que cobre otro tanto. Y por si eso fuera poco, una empresa de seguridad (!!!) de un empresario íntimo de JAG que es el que organiza la cacería de Bermejo, Garzón y el propio JAG para organizar y supervisar el Gurtel, les da trabajo a los dos rumanos, la neotestigo y el veteromarido. ¿Alguien se atreve a decir que esto no apesta?

Los tres casos de los rumanos perdidos y hallados en los trenes apestan, en efecto, a cloaca. A las malditas cloacas de Interior que deben ser barridas, destruidas, trituradas y aventadas hasta las últimas cenizas. Ni la policía judicial ni los investigadores fiscales ayudan a los jueces, salvo que sean de su cuerda, y entonces ninguno de ellos ayuda a la justicia. Por supuesto, el acreditado corporativismo de los jueces y el poder desde hace décadas de estos malos policías tratarán de que no se lleve a cabo un juicio de revisión. Pero, por supuesto, sin ese juicio, cualquier país le podrá decir a España, es decir, a Rajoy, que tenemos un preso condenado a cuarenta mil años de cárcel y que lleva siete en una celda de aislamiento, pero que ha sido encarcelado de por vida por unas pruebas falsas fabricadas por la policía y admitidas por la fiscalía y los jueces a sabiendas de su fétido origen. Debería ser el nuevo ministro de Justicia el que instara a hacer justicia. Porque, insistamos una y mil veces, no se trata de política sino de justicia. Lo que aún no hemos tenido en el 11-M.

15 razones para reabrir la causa del 11-M. Luis del Pino. Libertad Digital.

Las revelaciones de hoy en El Mundo completan el análisis de los testimonios oculares sobre la presencia de Zougham en los trenes del 11-M. Tan escandalosas son esas noticias sobre la posible manipulación de testigos que, por primera vez desde que terminara el juicio de la Casa de Campo, un líder político, Rosa Díez, ha pedido públicamente la reapertura del sumario.

Permítanme que les dé quince razones por las que ese sumario debería reabrirse de forma inmediata:

1) La principal prueba del caso, la mochila de Vallecas, no apareció en los trenes del 11M, sino en una comisaría, 18 horas después del atentado.
2) La mochila de Vallecas tenía metralla, pero en los cuerpos de las 192 víctimas mortales del 11M no aparecieron ni clavos, ni tornillos: no apareció metralla de origen terrorista en las autopsias.
3) Incumpliendo la Ley de Enjuiciamiento Criminal, los escenarios del crimen (los trenes) se empezaron a desguazar 48 h después del 11M.
4) Cientos de muestras recogidas por los Tedax en los trenes del 11M desaparecieron sin más, igual que los análisis iniciales de explosivos.
5) La pericial de explosivos en el juicio del 11M acabó en un auténtico fiasco, tras detectarse componentes químicos incompatibles con la V.O.
6) Después de 8 años, sólo se ha identificado a uno de los 12 colocadores de las bombas del 11M: Jamal Zougham.
7) Tal como ha demostrado El Mundo esta semana, las declaraciones de los testigos oculares contra Jamal Zougham son un bluf.
8) Las investigaciones periodísticas han demostrado que se falsificaron documentos para explicar el origen del teléfono encontrado en la mochila de Vallecas.
9) Las investigaciones periodísticas han demostrado que se falseó la hora de entrada en comisaría de otra de las pruebas de cargo: la furgoneta de Alcalá.
10) Las investigaciones periodísticas obligaron a descartar en el juicio del 11M, por falsa, la tercera prueba de cargo: el coche Skoda Fabia.
11) Las investigaciones periodísticas han demostrado que se falsificaron datos para "avalar" que en Leganés se suicidaron siete islamistas.
12) La versión oficialdel 11M ha sido incapaz en ocho años de construir un relato de los hechos, no ya creíble, sino ni siquiera completo.
13) Después de detener a 116 personas, la mayoría magrebíes, durante la instrucción del sumario, sólo hay 3 condenados por su relación con el 11M.
14) De los 3 únicos condenados por su relación con el 11M, uno es español, cristiano y confidente policial.
15) En estos momentos hay 2 mandos policiales imputados por presunta manipulación de pruebas en el 11M y por presunto falso testimonio durante el juicio.

Como colofón de esas quince razones, permítanme que recuerde las palabras que contestó el Rey Juan Carlos a las víctimas del 11M cuando éstas le dijeron, en una audiencia privada, que necesitan saber la verdad sobre aquellos atentados: "Lo lleváis crudo. A mí todavía me ocultan cosas del 23-F".
¿Puede permitirse la democracia española que las víctimas del 11-M "lo lleven crudo"? Yo creo que no.
Exijamos entre todos la reapertura inmediata del sumario.

Indicios de falso testimonio contra el unico condenado como autor del 11-M. El Mundo.

Tras una larga investigación periodística, EL MUNDO ha publicado una serie de informaciones que cuestionan la versión oficial del 11-M y remueven los cimientos de la sentencia del juicio por el atentado más grave de la historia de España. Según los datos de esta investigación, la prueba que sirvió para condenar como autor material de la masacre a Jamal Zougam es más que cuestionable.

La condena de 40.000 años de cárcel a Jamal Zougam se sostiene sobre la exclusiva prueba de cargo del testimonio de tres ciudadanos rumanos que dicen haberle visto en el tren de Santa Eugenia: R-10, C-65 y J-70, aunque el Supremo redujo la importancia del primero, que ni siquiera se presentó en el juicio. EL MUNDO ha detectado indicios de manipulación policial y falso testimonio en la declaración de estos tres testigos.
Siete años después de los atentados, EL MUNDO ha localizado y entrevistado en Cluj-Napoca, una ciudad rumana, al testigo protegido R-10. Según consta en la sentencia redactada por el juez Javier Gómez Bermúdez, este es el único testigo que reconoció a Zougam antes de que se publicara su imagen en los medios de comunicación, concretamente el 16 de marzo de 2004.
Sin embargo, R-10 desmiente este extremo de la sentencia. Asegura que sólo identificó al marroquí 10 días después, tras ver impresa su fotografía en un cartel distribuido por Interior en el aeropuerto de Barajas. Las dudas sobre esta prueba contra Zougam se extienden ante el hecho de que la Policía le dio permiso a este testigo para no declarar en la vista oral.
En cuanto a la testigo protegido J-70, a cuyo testimonio el tribunal concedió credibilidad, cabe destacar que fue considerada en dos ocasiones falsa víctima y que sólo 15 días después de ver fracasados sus intentos por obtener la correspondiente indemnización, transcurrido ya casi un año desde los atentados, fue cuando identificó a Zougam. Fue entonces cuando obtuvo la condición de víctima y terminó recibiendo 48.000 euros de indemnización.
Cuando dos abogados intentaron preguntarle a J-70 durante la vista oral del juicio sobre el hecho de que extrañamente tardara 11 meses en identificar a Zougam, el presidente del tribunal les interrumpió abruptamente y les obligó a cambiar de asunto. El juez Gómez Bermúdez evitó dos veces que la testigo respondiese a la pregunta clave.
La investigación de EL MUNDO también pone en duda la credibilidad de la testigo C-65, quien engañó a la Policía, inventó hechos y cambio de versión para tratar de dar mayor verosimilitud a sus declaraciones. Primero aseguró en el Consulado de Rumanía que iba en el vagón con una compatriota distinta a la que dijo en el juicio que le acompañaba (es decir: se trata de una mujer que no es la testigo J-70).
También sostuvo ante los profesionales que la atendieron que tras las explosiones le cayó un cadáver encima, pese a que en el tren que viajaba no hubo muertos ni heridos graves.
El testimonio de C-65 está plagado de contradicciones. En su versión inicial dada a la Policía declaró que reparó en Zougam porque éste tuvo un incidente con otro pasajero al cambiar de vagón. Luego, ante Del Olmo aseguró que Zougam le "rozó" con la mochila. Cuando el proceso llegó a la Audiencia, dijo que el marroquí le había "movido de la silla".
Cabe destacar también que el marido de C-65 fue aceptado como víctima de otro tren, con dos particularidades: no sufrió heridas graves pese a viajar en el vagón más afectado -hasta el punto de que fue el que mayor número de muertos registró en Atocha-, pero sobre todo, declaró que viajaba con su cuñado (el hermano de la testigo), quien fue descartado como víctima por los forenses y a quien el juez propuso imputar por delito de simulación.
Tanto C-65 como su esposo fueron indemnizados (obtuvieron 100.000 euros), recibieron la nacionalidad española y fueron contratados por la empresa de seguridad del empresario Lorenzo González, que mantiene una relación estrechísima con altos mandos de la Policía española. Entre otros, es amigo íntimo del comisario jefe de la Policía Judicial, Juan Antonio González.
El empresario Lorenzo González, muy conocido en el sector, alcanzó notable relevancia pública en febrero de 2009, cuando se conoció su participación en una montería en el coto jiennense de Cabeza Prieta junto al entonces ministro de Justicia, Mariano Fernández Bermejo (que dimitió en mitad de la tormenta provocada por el incidente), el juez Baltasar Garzón, la fiscal Dolores Delgado y el comisario Juan Antonio González.


Tuesday, December 6, 2011

La Unión Europea y su funcionamiento

Ingresos


Fuentes de ingresos en 2006 (en millones €):[2]

Recargo sobre el PIB: 70 132.1 (aprox 65%)

Recargo sobre el IVA: 17 206.2 (aprox 16%)

Demás recursos propios: 15,028.3 (aprox 14%)

Otras fuentes: 6 056.5 (approx 6%)

Total ingresos = 108 423 millones €. Recursos propios. La Unión Europea se nutre de los recursos que le transfieren los estados miembros y que le corresponden por derecho. Es lo que se denomina recursos propios. Los recursos propios de la Unión Europea tienen básicamente cuatro orígenes:

Exacciones agrícolas: impuestos sobre las importaciones de productos agrícolas. Suponen entre un 1% y un 2% de los ingresos de la Unión.

Derechos de aduanas: arancel común para los productos importados de terceros países. Supone un 10% de los ingresos de la Unión.

Cuota sobre el IVA: los estados miembros realizan aportaciones al presupuesto de la Unión por valor de un porcentaje uniforme sobre la base del impuesto sobre el valor añadido (IVA). Supone cerca del 15% de los ingresos de la Unión.

Cuota en relación con el PIB: las necesidades financieras restantes para cubrir los presupuestos de la Unión se cubren mediante aportaciones de los estados miembros en función de su Producto Interior Bruto. Supone cerca del 75% de los ingresos de la Unión.

Hay otros recursos, de carácter testimonial, ya que suponen sólo un 1% de los ingresos de la Unión, como son las multas impuestas por la Comisión Europea o el excedente positivo, si hay, del año anterior.

Contribuciones estatales

Contribución de cada Estado miembro. Gastos Marco financiero plurianual. Artículo principal: Marco financiero de la Unión Europea

El marco financiero es un plan de gasto plurianual que transforma en términos financieros las prioridades de la UE y limita el gasto de la Unión durante un período determinado. El marco financiero define, para cada período de programación, los límites máximos (los importes máximos de créditos de compromiso y créditos de pago) anuales para cada rúbrica (las categorías de gastos). El procedimiento presupuestario anual determina el importe exacto de los gastos y su distribución entre las distintas líneas presupuestarias para el año de que se trate. La distribución del gasto por rúbricas se articula en torno a las prioridades políticas de la Unión para el período en cuestión.

El carácter de compartimento estanco de las rúbricas significa que cada línea presupuestaria se financia en el marco de una rúbrica determinada. Por ello, cada rúbrica debe estar suficientemente dotada para permitir una posible redistribución de los gastos entre las distintas acciones de una misma rúbrica en función de las necesidades o permitir financiar los gastos imprevistos. El margen para imprevistos entre el límite máximo de los recursos propios y el límite máximo de los créditos para pagos, tiene por función:

-permitir revisar el marco financiero, en caso de necesidad, para hacer frente a gastos no previstos al adoptarse las perspectivas financieras;

-contribuir a absorber las consecuencias de un crecimiento económico menor del previsto; en efecto, en estas circunstancias, con una RNB efectiva menos elevada que la prevista, el límite máximo de los créditos para pagos, que es un importe absoluto, puede ser financiado dentro del límite máximo de los recursos propios (expresado en porcentaje del PNB) utilizando el margen.

Las principales razones que justifican un marco financiero plurianual son las siguientes:

-asegurar una evolución controlada del gasto a lo largo del tiempo;

-facilitar la planificación de proyectos y programas multianuales;

-asegurar los recursos suficientes para las prioridades de la Unión a medio y largo plazo;

-facilitar el proceso de decisión y el acuerdo entre el Consejo y el Parlamento, publicado en la Web del Parlamento Europeo. 12-11-2008 en la elaboración del presupuesto anual.

 Desglose

Reparto del gasto en 2006 (en millones €):

-Agricultura: 49 798.8 (aprox 46.7%)

-Inversión estructural: 32 399.3 (aprox 30.4%)

-Políticas internas: 9 013.7 (aprox 8.5%)

-Administración: 6 699.7 (aprox 6.3%)

-Acción exterior: 5 186.2 (aprox 4.9%)

-Preadhesión: 2 276.7 (aprox 2.1%)

-Compensaciones: 1 073.5 (aprox 1.0%)

-Fondos reservados: 127.6 (aprox 0.1%)


Gasto total = 106 575.5 millones €. Los gastos de la Unión Europea se dividen en dos grandes bloques, y éstos en partidas:

-Gastos de funcionamiento: incluye los gastos de funcionamiento de los organismos de la Unión (personal, inmuebles, materiales...). Supone menos del 10% del gasto de la Unión Europea.

-Gastos de operaciones: incluye los gastos de las diferentes políticas comunitarias. Hay 8 áreas de políticas comunitarias:

. Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola, Sección Garantía (FEOGA-Garantía). Supone casi la mitad de los gastos de la Unión y la mayor parte de estos fondos están destinados a la Política Agraria Comunitaria.

. Operaciones estructurales, fondos estructurales y de cohesión: mecanismo financiero, otras operaciones agrícolas y regionales, transportes y pesca. Supone un 34% del gasto de la Unión.

. Formación, juventud, cultura, sector audiovisual, información, dimensión social y ocupación. Supone cerca del 1% del gasto de la Unión.

. Energía, control de la seguridad nuclear del Euratom y medio ambiente. Supone menos del 0,5% del gasto de la Unión.

. Protección de los consumidores, mercado interior, industria y redes transeuropeas. Supone entre un 1% y un 2% del gasto de la Unión.

. Investigación y desarrollo tecnológico. Supone un 4% del gasto comunitario.

. Medidas exteriores. Supone un 7% del gasto comunitario.

. Política exterior y de seguridad común. Supone un 0,1% del gasto comunitario.

 Inversiones estructurales. Cohesión territorial. Véase también: Fondos de cohesión

Son fondos destinados a aquellas regiones europeas con un PIB per cápita inferior al 90% de la media comunitaria. En la actualidad los estados miembros beneficiados son Grecia, España, Portugal, Irlanda y los 12 nuevos estados miembros incorporados desde 2004.

Los fondos estructurales se pueden dividir en cuatro grandes bloques:


-Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER). Es la partida más importante y se trata de ayudas para la construcción de infraestructuras y otras inversiones adscritas a crear ocupación.

-Fondo Social Europeo (FSE). Fondo que finanza la formación para la reinserción laboral de parados y otros sectores desfavorecidos.

-Fondo Europeo de Orientación y Garantía Agrícola (FEOGA)(Desde 2007, se ha visto sustituido por el Fondo europeo agrícola de garantía (FEAGA) y el Fondo europeo agrícola para el desarrollo rural (FEADER).

Financia programas de desarrollo rural y de apoyo a los agricultores de las regiones rurales.
Financia las Organizaciones Comunes de Mercado (OCM) que regulan la producción y comercialización de productos agrícolas. Instrumento Financiero de Orientación de la Pesca (IFOP). Desde 2007 se ha visto sustituido por el Fondo europeo de pesca (FEP). Fondo destinado a financiar la modernización de la flota pesquera y la diversificación económica de las zonas cuya economía depende de esta actividad.

Para discernir qué regiones se pueden beneficiar de estos fondos, existen tres criterios:

Objetivo 1: incluye las regiones con un PIB per cápita inferior al 75% de la media comunitaria y se lleva el 70% del fondo estructural.

Objetivo 2: destinado en las regiones con dificultades a propuesta de los estados miembros posteriormente revisadas por la Comisión. Deben ser regiones que no sumen más del 18% de la población de la UE y estén sometidas a cambios socioeconómicos importantes o que sean áreas industriales, rurales o pesqueras en declive.

Objetivo 3: apoyo a la adaptación y modernización de las políticas de educación, formación y ocupación. Se destina a regiones que no estén incluidas en el objetivo 1.