Thursday, June 10, 2010

Gotas de un paso entre el viento.

¡Mírate! ¡Pobre soñador que lo apostaste todo por un sueño! Ahora sabes, -demasiado tarde-, que no puedes ganar, que por cada ilusión, vienen un millón de fracasos.
Ahora comprendes, cuando ya nada queda para comprender.
Frente a ti, las aguas de un río que te lleva, decorado por una bóveda pronta a estallar en infinitos pedazos, como cuchillas dirigidas directamente a tu maltrecho corazón.
¡Porbrecillo! Creíste en utopías y maravillosas ensoñaciones. Creíste que al otro lado estaba el comienzo del Santuario. Y anduviste siglos, eternidades, vida tras vida, peregrinando en la búsqueda, en tu búsqueda. Erraste como nadie, conociste lo cognoscible y saboreaste lo insaboro...
Y hoy, bendito vagabundo, hoy has arrivado... Hoy, mientras estas a punto de culminar tu odisea, comienzas a ver por vez primera...
    ... y no descubres sino la Nada, sin nadie para recibirte. ¡Mísero soñador que creyó en horizontes fabulosos!
     La verdad, -la única que realmente nunca dejó de existir-, nos es entregada demasiado tarde.

                             *                *               *
PERTENECER. Granada, 5-1-2004.


   Extraño entre la multitud... sombras y vacíos por todas partes... Un genuino caminar a punto de extinguirse... paso impasible en medio de un huracán hacia ninguna parte...
  ¡Siquiera pudieses tener alguna indicación! ¡Algún detalle, -por minúsculo que éste fuese-, para desentrañar el misterio!
  Cada recién estrenada nueva jornada, miles de oportunidades, vistas desde la ilusión y la magia... para acabar antes del renacimiento, ahogado entre suspiros de un ahora huérfano y en penitente deriva...
 Un cuadro éste, de luces y sombras pero con acuarelas insípidas. Nada dura para siempre, ni siquiera la mayor de las tragedias: la más absoluta ignorancia. 
  Y viste la luz... se te permitió arribar allí adónde sólo pueden llegar los que realmente quieren hacerlo... porque duele, duele mucho. Pero tú no lo dudaste: aceptaste el dolor del pensamiento en lugar del confort de la ignorancia, el desgarro del conocimiento a la felicidad de la estupidez, el tormento de la decadencia a la desfachatez de la eterna juventud.
  Ya todo cambió. Porque eres minoría y no pretendes nada; porque sabes a soledad y no quieres necesitar; porque la inquietud jamás puede coger de la mano el aburrimiento; porque eres realmente libre entre sombras condenadas por pusilánimes ansias de autoengaño...
¡Sí, por fin lo sabes! Tantos sitios visitados... tantas personas y lugares por explorar... sin embargo, no encajarás... ¡no! ¡Jamás! No has de hacerlo... no lo harás... Porque no perteneces a nada ni a nadie. Estás bendecido por el tesoro supremo: la brisa errante. Siempre de un lado para otro, mitigando esa ignorancia, -prima del aburrimiento-, que pudre nuestras entrañas, en constante devenir, en progresiva transformación.
 ¿Regresar? ¿Tú? ¡Nunca! Has de avanzar siguiendo la estrella del norte. ¡Siempre adelante! En pos de la quimera de lo abandonado, en busca de lo imposible, hacia la caricia de lo inexorable...


 ¿Volver?


       ...volver es renegar de la caricia del atardecer...
       ...volver es cobardía y facilidad...
       ...volver es el veneno que fabrica las cadenas...
       ...volver es renunciar a lo que el Universo todo nos ofrece: Eternidad.


        ¿Duele peregrino? Porque el dolor activa el pulso de nuestras almas y nos alerta de quién somos y de lo que debemos hacer... 
         ...duele el saber que jamás armonizarás, que nunca congeniarás... pero duele menos al saber que así ha de ser, que sólo desde la errante utopía, puede alcanzarse la cima de tu vagar.
         El eco llega de la mano del tierno rocío...


       ...porque necesitar es egoísta y tú sólo deseas flotar...
       ...porque anhelar destruyo lo puro y corrompe lo natural...
         ...porque desear conduce a la ceguera de lo obtuso...
          ...porque poseer es apostarlo todo a la misera y ganar...


        ¡Bendito mendigo! ¡Qué feliz te sientes! Sabes que más allá del tiempo y del espacio, nunca estarás solo. Esperando por ti... habrá dificultades... te sentirás débil y abatido, pero sus alientos te convertirán en el fénix invencible...


           Porque... al final, cuando le telón se baje, hay una pregunta que debe ser respondida: ¿Acaso fuiste alguna vez joven, pobre y enamorado de verdad?



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