Friday, August 12, 2011

Intereconomia editoria: las arcas estan vacias


Las arcas están vacías y la insuficiencia de recursos ya está alcanzando a los sectores más desfavorecidos de la sociedad. Las farmacias, antaño pujantes negocios que permitían a una familia vivir acomodadamente durante varias generaciones, están acumulando impagados por parte de una Administración que, tras años de pauperizadora gestión socialista, se ha quedado sin fondos; y si las farmacias no cobran por los medicamentos que entregan con receta, terminarán interrumpiendo sus servicios, en claro perjuicio de enfermos y ancianos. Pero, ¿cómo hemos podido llegar a una situación de semejante ruina? ¿Cuándo devenimos un país tan poco serio como para no honrar nuestras obligaciones? No, desde luego, a partir del 22-M, tal como ahora quieren hacernos creer los irresponsables políticos y voceros del PSOE, sino más bien durante los últimos años en los que los socialistas coparon casi todas las instituciones.
Al cabo, Zapatero recibió en 2004 unas finanzas públicas ajustadas y en orden. En apenas dos legislaturas, el Gobierno del PP había cuadrado ingresos y gastos pese a partir del enorme déficit del 6% que le había legado el felipismo. Nada que ver, por consiguiente, la situación que se encontró Aznar con la que se encontró Zapatero: el primero recibió un edificio en ruinas que consiguió rehabilitar en un complejo de lujo y el segundo tomó esa notable hacienda para implosionarla desde dentro.
Fue la burbuja inmobiliaria, y la consecuente alza de los ingresos públicos vinculados al ladrillo, lo que deslumbró a Zapatero y le llevó a ser el más imprudente e insensato de cuantos socialistas han gobernado alguna de las Administraciones de este país. Sin ser consciente de que alrededor del 30% de todos los impuestos recaudados durante los años del boom artificial tenderían a desaparecer con la burbuja, el presidente del Gobierno comenzó a despilfarrar sin ton ni son el dinero público –ese que según una de sus ministras, la ínclita Carmen Calvo, “no era de nadie”– en gastos consolidados que seguirían comprometidos aun cuando la economía pinchara: ayudas milmillonarias a las energías renovables, subvenciones absurdas a todo tipo de grupos de presión (dudosas ONG, sindicatos, patronal, cine español, coche eléctrico, promoción de lenguas regionales…), cheques-bebé, reparto de bombillas de bajo consumo, embajadas autonómicas, ley de dependencia, etc.
Durante las legislaturas de Zapatero y de sus barones autonómicos, el Estado ha crecido desproporcionadamente, hasta el punto de que hoy ni siquiera queda dinero para que las distintas Administraciones cumplan con una de sus principales obligaciones: pagar sus deudas. Porque, en última instancia, lo que sucede en Castilla-La Mancha como consecuencia de la dispendiosa gestión de José María Barreda es lo mismo que temen los inversores internacionales que vaya a pasar con ellos: que los gastos inflados del zapaterismo continúen fagocitando la totalidad de los ingresos públicos y no haya dinero para todos.
Por eso resulta imprescindible que el Ejecutivo central y los autonómicos se tomen muy en serio el prioritario objetivo de recuperar el equilibrio presupuestario. No se ha de gastar un euro más del que se ingresa, en caso no habrá recursos ni siquiera para atender los desembolsos más básicos. Toca sacar la tijera para eliminar sin miramientos todas las partidas superfluas, así como recuperar la Ley de déficit cero que Aznar aprobó y que Zapatero se encargó de enterrar para dar rienda suelta al endeudamiento autonómico. Pero para ello, antes será necesario anticipar de nuevo las elecciones.

No comments: