Sunday, November 13, 2011

Carlos Dávila, ¿Hay que pedir responsabilidades penales a Zapatero?


  • He leído que un premio Nobel de Economía pide directamente la cárcel para los ejecutivos que arruinen a sus empresas. He leído esta exigencia el mismo día en que la Unión Europea nos pegaba un palo de muerte y rebatía, una por una, las previsiones del Gobierno, cuya vicepresidenta –recuérdese– insistía la pasada semana en que España cumpliría su objetivo de déficit público, el 6%, tal y como habían sesudamente pronosticado los enormes especialistas del agónico Gobierno de Zapatero. Hilando las dos informaciones: la ocurrencia del citado Nobel y el desmentido de la UE a todos y cada uno de los estúpidamente optimistas pronósticos de este Ejecutivo que hemos venido padeciendo en España, el presente se preguntaba a lo peor con torcidas intenciones: vamos a ver, si para un gerente privado que en todo maneja fondos de la misma condición y que ha destrozado a su compañía, nada menos que un premio Nobel de Economía urge responsabilidades penales y, en su caso, el ingreso en prisión, ¿qué decir de un gobernante, en grado político de responsabilidad se entiende, que ha convertido a su país en un erial y que lo ha dejado en la práctica suspensión de pagos?

  • Esto es lo que hay
    Por si alguien cree que afirmar que nuestra situación económica es trágica o caótica, quiero recoger aquí las opiniones que unos distinguidos técnicos de esta ciencia tan de plastilina como la economía sostienen ahora mismo sobre la susodicha situación. El pasado jueves, de campaña electoral en las islas Canarias, Mariano Rajoy alteró gran parte de su programa para ocuparse full time del momento que nuestro país está atravesando. Con certeza, el candidato popular conocía al dedillo las previsiones de la Unión Europea, y también –y esto resulta importante– las conversaciones extraoficiales que están manteniendo algunos responsables de su equipo económico con altos cargos del Gobierno de la Nación. El viernes publicábamos que estos administradores ya reconocen palmariamente que de la reducción del déficit nada y que, como escenario mejor, España tendrá este año un 7,5%; es decir, una auténtica catástrofe. Queda apenas una semana para que estos informadores gubernamentales de pacotilla, algunos ya colocados en los organismos reguladores con sueldos opíparos, se vayan con la música a otra parte, por utilizar una figura retórica no muy agresiva. La encuesta que insertamos hoy retrata lo que puede ser la fotografía del domingo que viene. Ya se sabe que en España una vetusta norma electoral impide que en estos días que quedan hasta el 20 se conozcan sondeos demoscópicos. Esta absurda regla lleva 34 años en vigor. Nosotros, en La Gaceta, hemos analizado la posibilidad de transgredir la norma, pero nos hemos quedado aterrorizados ante los efectos de la aventura: nada menos que la cárcel para este atrevido director. Por eso, la de hoy es nuestra aportación última a la prospectiva electoral. Es una muestra técnicamente impecable que puede acertar o fallar sólo en función de las inclinaciones de los electores. Ni nos hemos inventado la encuesta –un ejercicio que se está realizando impunemente en algún periódico nacional– ni hemos utilizado a empresas-fantasma para recoger nuestras apetencias. Como diría un castizo: señores, esto es lo que hay.
    Zapatero no responde
    Y, ¿qué hay? Pues de entrada, que no es poco, la posibilidad de quitarnos de encima esta pesadilla que atiende por Rodríguez Zapatero. La campaña, que ya está dando sus postreras bocanadas, nos ha traído una curiosa incidencia: la desaparición del presidente, del culpable de esta hecatombe. Es insólito y cobarde. Este político que ha emprendido la huida tiene ante los españoles la imprescindible obligación de decir qué es lo que ha hecho con nosotros, de responder de todas sus fechorías, de cargar con este gran desperfecto. No puede bastarnos con ese lagrimeo pueril de: “Yo soy el responsable”. Pues bien: como lo es, ¿sería mucho pedir que España entera le retire el apoyo al partido que ha consentido la presencia de un personaje tan incapaz, tan orate, tan sectario? Por ahí fuera –lo estamos constatando– ya proliferan los ejemplos: un primer ministro islandés está a punto de ingresar en la cárcel; Papandreu, el mentiroso que ha engañado a su país y a la Unión Europea, terminará pagando sus desmanes; y a Berlusconi, un sujeto que ha confundido a Italia entera con el Milan, se le abrirá más pronto que tarde alguna causa penal, y no sólo por sus devaneos erótico-festivos. Aquí, pues nada de nada. Aproximadamente el 22 de diciembre, fecha para la toma de posesión del nuevo Gobierno, el personaje tomará las de León y únicamente aparecerá por Madrid para cobrar como ¡consejero de Estado! ¿Consejero de Estado un individuo que lo ha roto y que lo ha puesto en la miseria? Esto es como si Artur Mas decide ser presidente de la Plaza Monumental de Barcelona, el coso taurino que se ha cargado con su voraz independentismo.
    Responsabilidad del presidente
    A siete días de las elecciones –esperemos– del cambio, sorprende –la política nos hace cada día eternamente jóvenes– que tras la nueva argucia de ETA para demostrar que “estamos aquí, ojo, y que a nosotros no se nos torea”, este gobernante en extinción no ha dicho una palabra. Es todavía presidente y sabe mejor que nadie, quizá, eso sí, un poquito menos que Rubalcaba, qué es lo que se está gestando con ETA. Ayer lo denunciábamos muy claramente: lo que Zapatero ha hecho, en un ejercicio de felonía que debería dirimirse en los tribunales, es darle a ETA todo aquello por lo que los bandidos han venido asesinando en los últimos 50 años. Zapatero se marcha tarde y con el máximo daño posible. Si este país aún tuviera conciencia de tal, no soportaría que, quien ha presidido su Gobierno durante dos cuatrienios, huya como si aquí no hubiera pasado nada. La Constitución tiene 169 artículos y todos son igualmente válidos; pues bien, uno de ellos, el 102, se refiere precisamente a las actuaciones del máximo mandatario democrático del país y reza así: 1. “La responsabilidad criminal del Presidente y los demás miembros del Gobierno será exigible, en su caso, ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. 2. Si la acusación fuere por traición o por cualquier delito contra la seguridad del Estado en ejercicio de sus funciones, sólo podrá ser planteada por iniciativa de la cuarta parte de los miembros del Congreso, y con la aprobación de la mayoría absoluta del mismo”. Pues bien: ETA, Bildu, ya está en las instituciones; los presos se están acercando para que, llegado el momento ya con los etarras en el poder, todos salgan de las prisiones donde están siendo trasladados con el menor ruido posible; el Ejército es ya marginal, por no decir inexistente en el País Vasco; y Navarra está siendo acosada por los terroristas con la complacencia de un PSOE que probablemente el día 21 romperá su pacto con la Unión del Pueblo Navarro. Todo forma parte del volumen de exigencias que un día, hace muchos años, planteó con pistolas y bombas la archiconocida Alternativa KAS. Mil muertos después, Zapatero se ha rendido. ¿Cómo se llama constitucionalmente esa figura?

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