Wednesday, October 16, 2013

Rajoy por Roberto Centeno. El Confidencial.

La etapa de Rajoy
Como les prometí la pasada semana, hoy sintetizo la etapa de Rajoy. Si hubiera que definir al presidente del Gobierno, habría que decir de él que,además de un cobarde, tiene una desidia insuperable en la toma de decisiones. Su cerebro, acostumbrado a recibir órdenes -porque siempre fue muy bien mandado- ha sido incapaz de adaptarse a la jefatura: ¡lejos de mí el nefando vicio de pensar y de trabajar! La historia de este trepa profesional no empieza con las elecciones de noviembre 2011, viene de mucho más atrás. Yo la empezaría en el congreso amañado de Valencia, donde se autoproclamó líder del PP y donde asestó una puñalada mortal al futuro del partido eliminando a sus mejores cabezas, sustituyéndolos por niñatos de tres al cuarto y aduladores profesionales.
Que Mariano Rajoy esté financiando con nuestro dinero la secesión de Cataluña y del País Vasco es un caso claro de deslealtad a España y deslealtad a cualquier región españolaSu capacidad de gestión se vio perfectamente retratada a lo largo de su dilatado periodo de jefe de la oposición. Mientras afirmaba muy serio en el Parlamento que “no se puede gastar más que lo que se ingresa”, las CCAA más despilfarradoras como Valencia o Murcia, o la capital de Europa más manirrota por decirlo suavemente, Madrid, no merecieron la mínima atención del personaje y gastaron y gastan a sus anchas. Por entonces, algunos decíamos: “Si Rajoy no es capaz de poner orden en su propia casa, ¿cómo va a ser capaz de poner orden en España?".
En septiembre de 2011, en un programa de televisión en el que coincidí conCristóbal Montoro, me dijo que iban a recibir una herencia envenenada, que el déficit público iba a ser del 8,5% y no del 6%, algo que conocían desde julio todos los analistas. Me confesó que iban a bajar impuestos y recortar gasto político porque era la única manera de crecer. Este sería el centro de la campaña electoral de Rajoy. Al formar nuevo Gobierno, y rasgándose las vestiduras, aseguró –después de imponerle la gran cruz de Isabel la Católica a ZP por sus “grandes servicios a España”-: “¡Nos han engañado, el déficit no es del 6% es del 8,5%, y no tenemos más remedio que subir impuestos!”.
El engaño de Rajoy a su electorado sería total: haría exactamente lo contrario de lo que prometió, lo que le convierte en un presidente inveraz, que es lo peor que le puede suceder a un jefe de Gobierno. En un presupuesto de más de 400.000 millones, de los que 100.000 son gasto político improductivo, ¿no había ningún sitio de donde recortar 6.000 millones? Inaudito. En cuanto al gasto, en febrero de 2012 Montoro anunció a bombo y platillo que enviaría a “los hombres de negro” a las CCAA e intervendría las que hubieran superado los límites de gasto y deuda. Dos semanas después, las convocó en Madrid para decirles todo lo contrario, que “no se dejará quebrar ninguna autonomía y se habilitarían los recursos para ello”: 60.000 millones para que siguieran despilfarrando los caudales públicos para satisfacer su vanidad, su nepotismo y las exigencias inmorales de su corrupción.
Rajoy estaba convencido de que su sola presencia bastaba para que los mercados se rindieran ante él y la prima de riesgo bajara. Con medidas tan disparatadas, ocurrió justo lo contrario y a mediados de 2012 la prima de riesgo coqueteó con los 700 puntos básicos, un nivel muy superior al de la intervención. Pero en lugar de intervenirnos, lo que habría cortado de raíz el despilfarro político a otro irresponsable, Mario Draghi dijo que no dejaría quebrar a ningún país del euro, igual que Rajoy con las CCAA, pero con una diferencia esencial: Rajoy lo hace con el sudor y las lágrimas de los españoles y Draghi imprimiendo papeles de colores. Tras eso, la prima de riesgo bajó automáticamente.
Sólo la irresponsabilidad absoluta del BCE con su barra libre dando más y más droga a los drogadictos sin control alguno mantiene en pie hay un modelo de Estado insostenible y un sistema financiero quebrado. El resultado: sus primeros 18 meses en el poder han sido los de mayor endeudamiento desde Felipe II, la salvajada de 333.000 millones según el Banco de España, un tercio del PIB. Y a finales de 2013 esta cifra superará los 1,4 billones de euros o el 136% del PIB oficial.
La indigencia mental de Rajoy ha sido como la de su antecesor, manteniendo el Estado de partidos donde sobran decenas de instituciones, un millón de empleados públicos y 20.000 asesores que no asesoran. Y su disparatado gasto a costa de lo que sea, y lo que sea es llevar a la miseria a millones de gobernados, a destruir la clase media, a lo que Carlos Marx denomino “invertir en lujo asiático en medio de la miseria” y a dejar hipotecado el futuro de las siguientes generaciones. Este es el hombre que ahora dice que nos sacará de la crisis.   

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