Monday, January 14, 2008

Dulce beso

Es a través de tus ensoñaciones como puedes desenredar las hebras de tus anhelos.
Cuenta alguien a quien nadie quiere oír, que los días fueron separados de las noches para que el sol y luna no terminaran de enamorarse...
De ese modo, nacieron los amaneceres y los ocasos pero también el exilio de la melancolía y el reinado de la nostalgia...
Los sueños se hicieron cómplices de la gallardía y de repente, como el suave susurro de un eco lejano, el Destino decidió ayudar a los hombres... a los unos y a los otros... para cumplir las causas a las que cada uno vendió sus almas...
¿Es el arrumaco del crepúsculo o las dádivas del éxtasis quienes guían los pasos de los más olvidados?
¿Cómo sobrevivir después de vender el porvenir de tus tragedias?
¿Hay acaso algo más que la belleza de la renuncia?
¿Dónde están los cielos de tu pureza?
Amigo mendigo... ¡atrévete a mirar el espejo de los nubes! Los vientos lloran... y también los racimos de tu traición... Por llorar lloran hasta las más puras de las flores... ¿Qué te ha pasado? ¿Qué ocurrió? La Vida te concedió el Reinado de la Existencia... Una vez en un infinito de laberintos... Fuiste elegido entre las masas de la cotidaneidad, como el trébol con su vestido más ostentoso... Se te entregó el mismísimo Mundo pero en la palma de la Humildad...
Pero alguna Tragedia sobrevino...
La perfección de la Inocencia quedó subyugada por la corrupción de lo maquiavélico y el transparente de tu savia devino en un torrente de mundano anhelo: querer olvidar por qué a los días suceden las noches sin posibilidad alguna de sentir sus respectivos alientos...
Ahora, cuando las primaveras de tu peregrinaje se convierten en perennes crepúsculos, y cuando el canto de los pájaros parece tan solo una historia que nunca sucedió, el espectáculo de la Verdad arriva a las esferas de tu único juez: tu Conciencia.
Y las lágrimas venidas como torrentes, se convierten en acuarelas con las que sombrear los tapices de un río que te abrazó... Son colores de pasado pero también de Eternidad... Son suaves tonalidades que bañan el cálido vapor de tu espíritu...
Y lo que fue tu Historia, se convierte tan solo en anécdota... Lo que debió ser éxtasis es reducido a las cenizas del silbido de una indolencia que dejaste como Reina de tu Vulgaridad...
Lo que debió crecer como la flor de una especie extraordinaria, se marchitó por el embrujo de las cosas... por el empecinado homenaje a la futilidad de lo imaginario...
Ahora, esa semilla de Porvenir pero también de Eternidad, está a punto de transformarse por última vez... en Para Siempre... ¿Quién osó afirmar que no hay nada para siempre?
¿No es acaso para siempre la sensación del primer beso? ¿O el recuerdo de los tuyos? ¿O el Amor verdadero? ¿O lo que pudiste hacer y no hiciste? ¿O las consecuencias de tu viaje?
Ese ahora, te susurra algo que nunca quisiste escuchar: siempre hay consecuencias... siempre... por cada deseo, por cada sonrisa y lágrima... por cada silencio y abrazo... por cada sereno arrepentimiento... por cada instante... por cada segundo... por cada lamento...
Un ahora con mirada verde... de Esperanza... es tu última cita... la defnitiva... es el final del trayecto... es la caricia del rocío... es la quietud del viento... la perpetua dama, el dulce beso...

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