En el agua de tus reflejos aparece el fantasma de la tragedia... O, ¿es tal vez un baile de crepúsculos? En una o en cien mil vidas... pero lo conseguirás... ése fue el destino... ésa la condena... tu Salvación.
¿Es la decoración o la esencia? ¿Es la panacea o la sirena del automatismo? ¿Es el eterno despertar o la perenne siesta?
¿De qué son las hebras de las que estás hecho? ¿Cuáles son los senderos de tus huellas?
Tantas veces la condena de la justicia y la alabanza de lo innombrable...
Son las cortezas de tu Esperanza las más fieles de tus ensoñaciones.... Ahora, la llave de un tesoro que a nadie interesa: uno mismo...
El veneno de la vacuidad... la tragedia de la perpetua ceguera... ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Qué nos ha pasado?
Abriste los ojos... la pradera del amanacer centellea por siempre... Quienquiera que sueñe, arrivará... más pronto que tarde...
¡No! ¡No es el lamento por el ayer! Tampoco el codiciado mañana... Es tan solo la flor del momento... momentos que purifican el ansia de un presagio convertido en algo natural: las caricias de un río que transcurre...
Y allí, en la llanura donde el ciprés te da la bienvenida, es donde la búsqueda se convierte en encuentro... es donde tu corazón se vuelve silencio... es precisamente allí.... tan cerca... donde la lluvia de tus lágrimas te muestra lo que realmente perdura: el Amor.
No comments:
Post a Comment