Tuesday, September 14, 2010

La incuria economica de ZP. La gaceta.

En su intervención durante el Foro de Oslo sobre crecimiento y empleo organizado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización Mundial del Trabajo (OIT), el presidente del Gobierno ha recuperado la senda del optimismo despachándose con una colección de simplezas e imprecisiones dignas de una antología.




Ante el escándalo, ya inocultable y de ámbito nacional, del maquillaje por parte del Ministerio de Trabajo de las cifras de paro mediante cursillos, Zapatero ha pedido que adoptemos una “visión distinta” de lo que es empleo y desempleo. Para el presidente, un parado que está realizando un cursillo está trabajando “para el país” y, por lo tanto, es del todo lógico sacarle de las listas del Inem. Pero no es así. Un desempleado es todo aquel que carece de un contrato que le vincule de manera temporal o indefinida a un trabajo, ya sea éste por cuenta propia o ajena.



Zapatero puede –y, de hecho, lo hace bastante a menudo– tratar de redefinir la realidad a la medida de sus prejuicios y sus necesidades políticas, pero esto no significa que la realidad cambie de un modo efectivo. Lo que ha dicho Zapatero es una desagradable broma impropia de un presidente del Gobierno bajo cuyo mandato el desempleo ha alcanzado máximos históricos.



Esta situación, este drama humano sin precedentes en el que nos encontramos inmersos desde hace dos años, es para Zapatero un “buen laboratorio”. Primero el chiste y luego la sorna. La crisis española es, efectivamente, un laboratorio teórico de cómo no se debe combatir una crisis, un tubo de ensayo que nos muestra cómo un Gobierno equipado con las ideas equivocadas puede sumir a un país en la recesión permanente, devastando la economía y desmoralizando a la sociedad entera. Porque, aunque Zapatero esté convencido de que “la peor crisis es la del pesimismo”, lo cierto es que la peor crisis es la que padecemos y seguiremos padeciendo por la miopía y los dislates ideológicos del inquilino de La Moncloa y su equipo de asesores superpoblado por analfabetos económicos y oportunistas de la peor especie.



El ejemplo más gráfico de la incuria económica del Gabinete de Gobierno nos lo ha proporcionado el mismo Zapatero, confundiendo el aumento de la población con el incremento desmedido en la tasa de paro. No importa si en España viven cien personas o cien millones, la tasa de desempleo no es más que un coeficiente que, como tal, no sabe de números absolutos. Actualmente, en España hay, según la EPA, algo más de cuatro millones y medio de parados o, lo que es lo mismo tomando los datos de población activa, una tasa de desempleo del 20%. Si la población activa fuese la mitad, habría algo más de dos millones de desempleados, pero la misma tasa. Algo tan elemental no entra en la cabeza del Gobierno.



El paro, en contra de lo que asegura Zapatero, no descenderá de ningún modo mediante políticas de formación, sino a través de la reforma integral de la arcaica e ineficiente legislación laboral española, un vestigio del franquismo que nos condena a padecer tasas elevadísimas de desempleo acompañadas de una miserable productividad. Ése y el de una deuda pública y privada completamente fuera de madre son los verdaderos problemas de la economía española. Problemas de tal calibre que hasta que no se solucionen no podremos decir que hemos salido de la crisis.

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