Marcha tranquilo, camina sereno, aspira esa brisa que te acompaña. Porque no estás solo en tu soledad, porque lo que parece la última estación no es sino el principio de un hermoso camino que has de atravesar.
Marcha tranquilo, con un sabor a conciencia tranquila por no pertenecer a ese lado tiránico que pretende esclavizarnos.
Ve mirando hacia adelante, con el semblante atento a esa magia que está esperando por ti, y recordando lo que eres, lo que fuiste para ser mejor.
Contempla los árboles: te están haciendo reverencias. Menean sus cabelleras por ti. Los vientos te llevan en volandas a un sitio mejor. La pena por tu ausencia ha de ser alegría porque nada perdura. Porque te diriges a más justas aldeas, a poblados gentiles y señoriales, a paisajes con maravillosos principios y finales.
Siempre estaremos juntos allí donde nos lleven nuestros pasos. Distancia, lejanía, separación no son sino absurdidades apra quien comprendió el balance de cada jornada, que el "¿qué estoy yo haciendo aquí?" es el principal indicio de estar haciendo lo que debes.
Nada es trivial. La casualidad simula despistes para confundirnos y cada situación, cada acontecimiento, cada cuento... están destinados a hacernos más felices, a ayudarnos a desarrollarnos, a consolidarnos...
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