Monday, May 18, 2009

Para los azules cielos

A menudo un huracán de indecisión arriba y nos zarandea. Un remolino de hojarasca en forma de inmovilidad e incertidumbre trata de apresarnos con cadenas de temor. 
En algún lugar, un guerrero mira con semblante sereno la recién finalizada puesta de sol. Es una mirada mezcla de admiración y agradecimiento... de decisión y suave aceptación... de paz y también de búsqueda...
La sucesión de los días, -sagradas oportunidades de poder seguir cumpliendo nuestros sueños en forma de destinos-, nos susurran que cada instante no es sino un cruce de caminos en los que debemos decidir... usando la cabeza y siguiendo nuestros corazones... porque de ese modo, cualquier decisión, cualquier inquietud, habrá sido abordada con el método correcto...
No se trata de acostumbrarse, pues en la rutina reside la semilla del abandono. Tiene que ver más bien con tu espíritu, regalado para a través de la experiencia, ser capaces de explotar sus ilimitadas posibilidades... incluso para llegar al mismísimo Arco Iris.

Amigo, vendrán momentos duros. Nos tocará sufrir y navegar por aguas de dificultad. Pero si hay un modo por el cual convertirnos en peregrinos de brillantes armaduras, es precisamente éste: cabalgando sobre lomos de dificultad.

De este modo, los desafíos son motivos de alegría y el sufrimiento, esa cálida caricia que modela una existencia otorgada para ser capaces de en la última estación, esbozar una pura sonrisa...  
      

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