Tuesday, April 13, 2010

Incertidumbres.

Sí, estamos solos, muy solos... desde el mismo momento en el que abrimos los ojos... O, ¿acaso no es soledad el no saber adónde vamos, o cuál es el sentido de nuestro camino, o si siquiera hay uno que podamos elegir? Estamos solos, y la mayoría del tiempo, desamparados. Por eso, tratamos de cubrir esos sentimientos de desesperación con ociosos caprichos y pusilánimas huídas, agazapados y temorosos, renuentes a la odisea de lo mágico... al descubrimiento  de lo imprevisto.
 El miedo nos atemoriza, nos paraliza convirtiéndonos en una caricatura de lo que realmente somos. Pero al mismo tiempo, si escuchamos atentamente... si conseguimos conectar con el susurro del viento, con los abrazos de la resurreción venida con cada nuevo día... si logramos desapegarnos de las raíces caústicas de lo cotidiano, podemos llegar a vislumbrar la eterna dicha de una existencia regalada para el éxtasis, para la mayor de las realizaciones, a través del combate contra lo imposible, de la complicidad con nuestras ensoñaciones.
 Sí, estamos solos, pero no del todo. Porque podemos intentar descifrar el sentido de esta incertidumbre que nos abraza, dándonos cuenta de que quizás, sea una amiga, una gran compañera en este bendito viaje tan hermoso llamado vida.

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