Dejarnos llevar... cada día... sin pasión... sin amor... sin devoción... sin consciencia... de esta maravillosa vida es la mayor de las tragedias... El. sello de la Eternidad nos envuelve a cada momento: en la complicidad entre el final de la senectud y lo irrefrenable de la recién llegada a esta travesía... en el repetido despertar de la vida cada primavera, en el silencio venido del eco de nuestros ensueños, en la felicidad, por la habitación del amor en nuestros corazones...
Porque respirar sin sentir, arrastrarse en lugar de flotar, ser una simple anécdota en lugar del principal rol en la más extraordinaria de las bendiciones, no es sino una condena autoimpuesta.
Somos grandes, somos dioses... somos creadores y genios... somos divinas influencias y también arquitectos del paraíso que nos fue dado.
Es primavera y una vez más, la vida nos muestra el esplendor más bello de un nuevo día... con sueños en forma de flores, ilusiones teñidas del color de la brisa... con empresas hacia lo imposible, como sendas hacia la suave utopía...
Nada es casual, nada es trivial... convertirse en un accidente contamina y corroe, haciendo de los nobles cabelleros esclavos sin fin...
El líimite, el único límite es el Tiempo... porque éste es prestado... y nadie sabe cuánta fue la cantida obtenida. El puzle adquiere sentido, ¿verdad?... yendo a todas partes, yendo a ninguna...
¿Estás preparado? 3...
2...
1...
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