Saturday, December 4, 2010

La sonrisa del tiempo

LA SONRISA DEL TIEMPO.
La noche había desplegado sus brazos, abrigando con un manto brillante las calles por donde tantas veces antes, Gabriel había pasado.
Un viernes de una noche de Noviembre… bañada por una luz tenue y débil, avergonzada por la falta de audiencia en una representación que podía haber sido única…
Había pasado el tiempo… quizás demasiado… ¿quién sabe? El Tiempo es un enigma. Hay quien lo considera un traidor. Gabriel sin embargo, siempre supo que el Tiempo nunca mentía, siempre pertinaz, blandiendo la bandera justa de la verdad…
…sí… habían transcurrido años… muchos… veinte… o más… pensó. La prisa era perezosa… el momento… ese momento… esa secuencia de eternidad… era todo lo que importaba… Gabriel había aprendido a rendir culto al instante, a la camaradería del ahora, a la inquietud del presente…
Con cada paso, con cada brizna de aire… podía recordar cuántas veces había estado allí, en ese mismo lugar… con amigos, familia o solo… los recuerdos eran nítidos como las aguas más cristalinas…
Y ese ahora le seguía susurrando historias que, el desamparo de unas esquinas abandonadas, declaraba culpables, inmerecedoras de cualquier suspiro de nostalgia…
La noche que con su abrigo frío se extendía sin piedad, permanecía neutral en los sentimientos de alguien que había regresado quizás por una última vez…
Cada distancia recorrida, lenta pero implacablemente, por allí donde sus huellas habían quedado perennes durante tantas ocasiones, enviaba un mensaje inequívoco a Gabriel, un claro testimonio, una verdad ineludible… acerca de la vida, de las pasiones, del amor, del silencio y también, cómo no del bendito tiempo…
Noviembre… pensó… Gabriel… un mes precioso… como el otoño… preparado para la belleza de la decadencia, para la entrega del reino a una causa justa y hermosa, fiel y eterno como la caricia de la hoja al recibir la madre tierra…
Noviembre, un minúsculo reducto de una enormidad llamada tiempo, un tiempo para comenzar, para detenerse, para soñar… volar… flotar… sonreír… echar de menos…
Las tiendas descansaban, en el regazo de las sombras tras una jornada más de deseos satisfechos o no, de útiles transacciones o simplemente, redundantes francachelas…
Una de ellas parecía sin embargo no poder conciliar el sueño, deslumbrando con un imponente vestido de noche… “2 x 1, sólo 5 días”…
“No… no tenemos tiempo… el Tiempo nos tiene a nosotros…”, pensó Gabriel.
Sí, había vuelto… ¿para quedarse?... ¿para estar?... “qué más da”…
El suave puñal del frío, le recordó que era un invitado de ese momento… le entregó el regalo de la consciencia…
… “2 x 1, sólo 5 días”…
“…no… ni siquiera esos 5 días… querido amigo…”

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