Hoy es mi cumpleaños… cuarenta y cuatro. Veintinueve de Diciembre. Soledad… indiferencia… resignación… el mismo sabor…
Las tragedias disfrazadas de felicidad… continua capitulación, nausea profusa.
Un día, las luces se encienden y somos llamados. Respiramos, adocenados por la pandemia de la ignorancia.
Qué hacer… Causas... Destinos… Más allá de los sentidos… Consecuencias…
¿Dios existe? Tanta mezquindad… falsedad…destrucción… reinos de desolación e injusticia…
¿Esto es todo? La nada…
Inquietudes perennes… preguntas como las semillas del tormento.
¿Cuándo va a acabar esta cruel celebración? ¿Cuántos despertares traicionados va a costar? No hay salvación en las sombras… no hay descanso para el ingenuo…
La confabulación de las estrellas no fue suficiente. Hubo una fatídica compilación de trágicos sueños que rompieron en mil pedazos todas las mariposas del mundo…
Onomásticas… Absurdidad… Aniquilación…
Yendo… ¿dónde? ¿para qué?
No queda nada que temer. Éstos son simples muros que me arrinconan.
Vacío… Desolación… Rutina…
Mentira… Frustración… Apatía…
La luna da vueltas como una bola de cristal. Por favor… por favor… dime que la vida es maravillosa… que el búho seguirá siendo libre, que existe algo mejor…
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