Tuesday, June 24, 2008

ENSAYOS GABRIEL PUYÓ VI. De los celos. De la Primavera. Del Apego

DE LOS CELOS.
¿Qué podemos decir de los celos? ¿Cómo afrontar este espinoso tema?
Quede dicho de antemano que todas las ideas y pensamientos son igualmente válidos y que nadie, y menos en estos delicados asuntos, puede afirmar estar en posesión de la verdad.
Dicho lo cual, hablaremos de los benditos celos.
Los celos son malos consejeros. Creo que quien es celoso, sufre mucho. Es de justicia comenzar con esta afirmación. Ser celoso pues, conlleva mucho sufrimiento. Supone torturarse hasta la Eternidad... construir decorados y parafernalias tan vívidos como la vida misma. Ser celoso es además, enajenación, locura demoníaca, pavor, temor y sobre todo... injusticia.
Porque el celoso, en sus delirios, contempla un plano paralelo, un plano que se adueña de él y ya no le deja aire para respirar. Su aire está viciado y contamina el de los demás con sus alucinaciones y esquizofrenias.
Hay quien postula que quien es celoso es celoso porque ama. No estoy de acuerdo en absoluto. El Amor por sí mismo, diluye todo sentimiento destructor, corrosivo. El que ama de verdad, no entiende de celos, ni de desconfianzas, ni de paranoias. El Amor propiamente dicho es el único hacedor de la Felicidad. Hay un solo camino para ser feliz: el del Amor.
Quien desconfía, quien contempla sombras acechantes, no ama porque no puede anidar el amor en su corazón. Sin embargo, no todo está perdido para el que padece de celos: puede sentir cariño, puede creer que en realidad ama, puede incluso ser encantador por momentos... sólo que los fantasmas vuelven a salir al esconderse el sol y sus demonios vienen cada vez con más ansias destructivas.
Entiendo que no hay antídotos. No hay cura para el celoso. O se es o no se es. El celoso jamás dejará de serlo y quien no ha sido manchado por tal iniquidad, mantendrá ese departamento de su alma impoluto para siempre.
Se trata de un hechizo maldito vertido sobre la humanidad. Sólo nos queda que busquéis el Amor. Si sois tocados por éste, ningún conjuro tendrá la fuerza suficiente y habréis cimentado magistralmente los pilares que habrán un día de sustentar esa mansión llamada Felicidad.

DE LA PRIMAVERA.
Recién comenzó la primavera. Época de suntuosidad y esplendor. Con su llegada, todo se viste de colores alegres y ensimismadoras fragancias nos arroban el espíritu. ¡Bendita primavera! ¡Bendita tú, que con tu esplendor nos haces comprender el simple mecanismo de la existencia! Porque, lo que un día murió, otro renace, lo que en cierta ocasión nos dejó, vuelve a resurgir con un ímpetu que derrotaría la mayor de las fuerzas universales.
Contemplando tanta belleza, tanta explosión de color, de luz, de alegría y frenesí, no es posible que no exista Dios. Sólo la mano de alguien no humano, pudo crear estas flores, estas formas de vida... este maravilloso escenario.
Dios nos la entrega para que la disfrutemos... para que comprendamos. En realidad, no son tantas las sombras. Ocurre que hay que aprender a leer entre líneas. Y es a través de las señales, como algún día, quizá, podremos descifrar este jeroglífico llamado vida.
Estamos inmersos en la Primavera. Y la vida resucita. Debemos aprender de todo lo que nos rodea. Debemos intentar no excomulgar el Reino de los Sentidos porque para comprender el significado del Mundo, todos los lenguajes son necesarios, y el de la Naturaleza se me antoja trascendental.
Fuimos "colocados" en un Reino sin saber por qué, en la mayor de las ignorancias. ¡Qué grandeza la de este Dios-cualquiera que sea- que nos hace caminar por la senda de la dificultad, del conocimiento! El gran poeta austríaco Rainer María Rilke dijo: "Que algo sea difícil debe ser una razón más para que lo hagamos". Este mismo poeta consideraba triste el comienzo de las primaveras. ¿Cómo es esto posible si en ella es todo esplendor, todo fulgor, todo exquisitas maravillas? Creo que siempre es bueno ver las cosas desde todos los puntos de vista posibles. En el caso de Rilke, a él le parecían tristes porque con la primavera, se toca la cima del éxtasis, y una vez llegados al punto más alto, sólo cabe bajar.
Esforcémonos en comprender el lenguaje del mundo porque, de este modo, seremos más y mejores personas, incluso llegará un día en que podremos recordar la primavera de nuestra existencia con un dulce gesto en nuestras miradas, un gesto cómplice con el Universo, pues a través de nuestro pertinaz encontrar, habremos acabado siendo cómplices de esa fuerza que mueve nuestros espíritus: La Eternidad. ¡Bendita primavera!

DEL APEGO.
El apego es un tema que está en todas y cada una de nuestras existencias. Nos solemos relacionar con personas y objetos de un modo casual o habitual, permanente o anecdótico pero de un modo u otro tendemos a aferrarnos o a apegarnos a estos elementos.
Quizá sea por nuestro egoísmo, o por causa de nuestra ignorancia, asociamos nuestro modo de conducirnos en la vida con una serie de usos o actos que damos como naturales y casi sin darnos cuenta, los repetimos una y otra vez.
Acostumbrados a ese modo de actuar cíclico, llega un momento en que por diversas circunstancias, esos elementos que hace un momento formaban parte de nuestro existir, desaparecen y comenzamos a sentir añoranzas y tristeza porque ya no están. La causa de estos sentimientos es el apego.
Creo que fundamentalmente somos seres pusilánimes. Y es que necesitamos o bien, creemos necesitar de objetos o de la presencia de otros seres para poder vivir. Pero nada más alejado de la realidad. En verdad, todo ello es accesorio. Nuestros seres queridos siempre estarán ahí, prestos a acudir en cuanto los solicitemos y si os paráis a meditar unos instantes, la mayor parte de las cosas que poseemos, son totalmente intrascendentes.
El apego es un sentir que nos obcecamos en cultivar cuando tan solo nos aporta infinitud de cadenas que nos impiden realizarnos como espíritus, pues todos somos más que seres humanos, espíritus. El apego nos coloca una venda en los ojos que nos impide ver las cosas en su esencia verdadera. ¡Cuánto lujo! ¡Cuánta ostentación! ¡Cuánto despilfarro! ¿Acaso no lo veis? Se trata de simple objetos, cosas que no aportan nada sino el miedo a perderlas porque su obtención cuesta tiempo y dinero pero volvéis a olvidar que el dinero es sólo dinero, y que no hay nada más fácil de obtener que el dinero.
Luego está el apego a las personas. ¿Qué es lo que nos ocurre? ¿Acaso no podéis sentir a vuestro lado a los seres queridos con tan solo el recuerdo de una vivencia, o aspirando el perfume de una prenda suya, o simplemente sabiendo que por más distancia que nos separe, por mucho que ahora nuestros caminos se hayan distanciado, afortunados podemos sentirnos por el tiempo compartido o que volveremos a encontrarnos al final del trayecto?
Si no podéis sentir de este modo es que habéis cultivado el apego y que sentís con posesión. Tenéis anestesiada esa parte de vuestras almas que comprende que lo verdadero, lo incorrompible no necesita de posesión, que si el sentimiento es puro no hace falta ni siquiera la presencia. Hay quienes dicen que las relaciones a distancia jamás pueden funcionar. Craso error. Si el sentimiento es verdadero, todo será superado. No hay obstáculos para lo puro, para lo inmaculado. Lo demás son subterfugios absurdos para no reconocer la verdad, esa triste verdad que nos testimonia que surgió algo bonito, pero no absolutamente puro.
Con toda la humildad del mundo, yo os animo a que cultivéis el desapego con todas vuestras fuerzas porque así dirigiréis vuestros esfuerzos a metas realmente constructivas como son el conocimiento de vosotros mismos para ser mejores cada día, para tener luminosos corazones que ofrecer incluso a vuestros enemigos. Porque vencido el desapego, comprenderéis que incluso los que creéis enemigos están aquí para ayudarnos, para a través de ellos, cultivar la paciencia y el altruismo.
Así pues, ¡intendadlo, perseverad en el esfuerzo!, y de este modo, cuando alguien se vaya, cuando una persona decida seguir otro camino, cuando perdáis aquello sin lo que jamás hubieséis imaginado poder seguir viviendo, comprobaréis la firmeza de esos nuevos pilares que desde la renuncia y el desapego, habéis comenzado a construir y que tan noblemente os conducirán hasta que un cercano día, esos esfuerzos ya no serán necesarios porque estaremos con quienes desde que un día marcharon, nos están esperando.

1 comment:

a.K. said...

Me gusto Mucho la Parte en la que hablas de los Celos, como bien dices, celos no son sinonimo de amor.... Habrá que corregir algunas actitudes...
acabo de bloggear algo acerca de esta terrible perdicion que son los celos... Nimodo...