Tuesday, June 24, 2008

ENSAYOS GABRIEL PUYÓ VII. De la Renuncia. Del Exilio. De la Fe.

DE LA RENUNCIA.
Vastos tesoros... paraísos extraordinarios... ingentes maravillas fomentando apetitos descomunales... creaciones sublimes de un esplendor inefable... todo un Universo de magnificencia a nuestro lado... perenne, eterno, ubicuo...
Reinos de esplendor... cuna de abyección.
Rictus de voracidad... anhelos devoradores. No importa quién... da igual el precio... Este fin justifica cualquier medio...
Alguien nos situó... alguien nos permitió su contemplación. La pregunta es: ¿para qué?... ¿para convertirnos en hienas?, ¿para abandonar todo valor, todo principio, todo candor? Así al menos, se está escribiendo la historia. Por desgracia, desde hace ya tiempos inmemoriales, los acordes de la música saben a egoísmo, a hipocresía, a ruindad, a la obstinada y pertinaz construcción de una templo llamado egoísmo. Templo saturado por un incesante peregrinaje cuyo único fin es el de rendirle eterna pleitesía.
Inmensamente afortunado por ser aún inmune al rocío de la voracidad y de la rapacidad, en una gris pero alegre tarde de primavera, oso preguntar a los cielos y a los infiernos, la razón de esta locura de existencia, el por qué de tanto mirar sin ver, la explicación de unas vidas ciegas, adocenadas por delirios que no son sino espejismos... espejismos adorados hasta quedar exhaustos en la esperanza de aglutinar, acumular, arremolinar especias de aromas afrodisíacos y contenidos inicuos...
Y yo, en mi pequeñez, en la consciencia de mi infinita liviandad, os grito y gritaré mil y una veces: ¡Despertad! ¡Salid de vuestro encantamiento! ¡Aún estáis a tiempo! Y conforme mis gritos se extienden hasta más allá de cuantos universos hayan podido un día ser creados, me es devuelto un eco... un eco preñado de la respuesta demandada. Y el sonido de este eco, compuesto del suspiro de dioses y demonios, de cielos y avernos, trae una sola palabra... una única pero bellísima palabra, venida en tonos dorados y perpetuos: RENUNCIA.
Y sabiendo pues el secreto de la existencia, recién entregado a mí, entre miles de lágrimas que purifican mi alma, comprendo lo afortunado que soy al haber sido uno de los elegidos para propalar la llave del fin de la atrocidad, esa llave que conseguirá abrir los corazones para que las aguas de la bondad y del amor sincero los inunden hasta purificarlos, hasta volver al principio... a ese principio puro e incontaminado en el que un día - tal vez como el de hoy-, nos dejaron para que construyésemos una existencia por desgracia, bastante diferente a la que estamos consagrados.
Una frase, recordada precisamente ahora, viene a abrazarme: "Al que mucho se le da, mucho se le reclamará; y al que mucho se le confía, más se le pedirá".
La tarde declina, el ocaso está a punto de estallar en el mayor de los esplendores y mi espíritu alberga una sensación de sabor maravilloso, un sabor llamado Esperanza.

DEL EXILIO.
Más allá de las palabras... más allá de valles y praderas... más allá de los sueños, más allá de lo conocido pero muy cerca de lo posible, se encuentra un paraíso llamado Exilio. Un paraíso al que pocos osan aventurarse. Un paraíso decorado de leyendas y míticas historias, todas ellas con desenlaces fatales.
Una maldición tocó la palabra e hizo que con tan solo pronunciarla, los demonios de la pusilanimidad subyugasen todo sueño. Así las cosas, los hombres se acostumbraron a la cotidaneidad del hastío y una borrasca de aburrimiento y de frustración cubrió todos los cielos. ¡Pobrecillos! Ahí están, adocenados... ajados por existencias unívocas, con sonrisas fingidas, con bonitas palabras todas ellas huecas y carentes de sinceridad... ¡Miradlos!, atenazados por el temor a arriesgar sus oropeles, caminando directos al despeñadero de la fatuidad.
Raigambres entre el limo... La podredumbre lo invade todo... lentamente, sin piedad. La sangre está carcomida porque se dejó que los gusanos se reprodujesen. Y el sol está a punto de esconderse. El rosícler nos muestra el caprichoso azul de unas nubes que nos anuncian la última oportunidad para rectificar. El cielo se compadeció y nos permite enderezar nuestras naves.
Sin embargo, jamás queremos comprender que no hace falta ir en pos de los tesoros, porque éstos están aquí, a nuestra vera. En realidad, siempre nos acompañaron y nosotros, infinitos ignorantes, buscando en universos ajenos lo que en la palma de nuestra mano desde siempre ha estado.
¡Exilio sanador! ¡Exilio purificador! En ti, todo tiene un significado puro. En ti, no existe la falsedad. El manto del equívoco quedó olvidado. Por fin, todo es lo que parece. Los sentidos y la esencia, caminando de la mano. Nada de artificios, nada de engañifas. Nada de parafernalias. ¿Acaso no es grotesco este baile de detalles para ocultar las falsedades?
Yo me marcho. Identifiqué al peregrino. Porta la señal. Es la señal de la realidad. Camina sin ver porque no necesita mirar. Arrastra sus pies, pues en su vocabulario no existe el término Tiempo. Es frugal y austero porque el dinero es sólo dinero. Cada noche, recibe el ocaso con una sonrisa por si la Muerte ha venido a saldar la cuenta.
Me marcho con él porque se dirige a ese paraíso llamado Exilio. Allí no cuentan los valores de la jerarquía, del poder, de la pretensión ni de la figuración. Se trata de un lugar en el que uno es el Todo, y el Todo es uno. Ahí las sonrisas son de verdad alegría, y la tristeza sabe a frenesí. No hay principio ni fin, porque todo es devenir. El silencio engalana el alma porque viene acompañado de la soledad, que en el exilio se dedica a rodearnos con sus brazos eternamente cálidos...
¡Ya me voy! Y no sé si volveré, porque tengo que conocer el Exilio, tengo que desnudar mi alma para saber con qué arroparla cuando ciertamente sea calor lo que necesite... Parto pero en realidad, jamás dejaré de estar con vosotros, mi gente, mi savia, mi alimento, mi sustento... porque si os dejo, os amaré sin posesión, si os abandono, siempre estaréis conmigo.
Una leyenda antiquísima oscurece el corazón de los hombres. Dice que el fin de todas las cosas es la Muerte. Un sueño me confesó que el fin no es la muerte, sino la indolencia y que su antídoto es la lejanía, el exilio, la más feroz de las nostalgias. Sólo sintiendo que no tienes nada, es cuando el mundo queda a tus pies, y ello sólo es posible en el bendito Exilio.
¡Espera, peregrino! ¡Por fin estoy contigo!

DE LA FE.
Fe. Palabra corta, pero inmensa. Sencilla, pero magnífica. Breve pero inabarcable. La fe es, en cualquier caso, una virtud, una soberana virtud, porque desde ella, a través de ella, todo adquiere un significado mágico, suave, grandioso. Teniendo Fe, no de un modo vulgar, sino bien arraigada en nuestro espíritu, ningún miedo puede afectarnos.
En el reino de la Fe, los días son siempre luz y las noches vienen acompañadas de brisas de terciopelo y sombras de claridad. Y una suave música no dejará jamás de acompañarnos.
Hemos de tener Fe. Debemos creer, en nosotros o en los demás, en el cielo o en el infierno, en el más allá o en el acá. La Fe, de este modo, se convierte en ese timón que, bien orientado, nos llevará a buen seguro, a las regiones más extraordinarias que un día fueron creadas y descubriremos, que se hicieron para nosotros, para nuestros espíritus llenos, rebosantes de fe.
¡Bendita Fe! Bendita que guías infinidad de destinos hacia el lado resplandeciente de la existencia. Bendita que conviertes en luz las sombras, que proporcionas ilusión y esperanza. Bendita tú, que proporcionas quimeras y haces soñar a los hombres.
Aquí, sentado en la soledad de una pradera refulgente de verdor, con la madre naturaleza saliendo a borbotones por doquier, miro el cielo... en esta tarde, un cielo tiznado de nubes como algodones, acariciadas por el cálido manto de los rayos del sol, cuna de brisas paradisíacas y pájaros de especies seculares nunca vistas por el ojo del hombre, y una sonrisa anega mi rostro, una sonrisa proveniente de lo más profundo de mi ser... ahora muy cercano a eso que llaman felicidad y que por fin comprendo, tiene tanto que ver con esa palabra tan corta que no es sino Fe. ¡Bendita Fe!

MÁS DE LA FE.
Aquí me encuentro. Recién ocurrida la tragedia. En plena madrugada. Recordando. Saboreando este silencio que me abraza y me acaricia. Rodeado de soledad aparente. De soledad para quien no ve más allá de los sentidos. De amor, calor, éxtasis y bondad, para quien, como yo, ha sido tocado por la magia de la fe.
¿Cómo definir la fe? La fe es creer sin pedir nada a cambio. Tener fe, es cerrar los ojos y ver. Estar tocado por la fe, es poder mover montañas y hacer que el Tiempo no exista, que el Espacio no exista, que el veneno de la inmediatez sea inocuo. Porque en el reino de la Fe, todo es posible. Allí, en esas vastas regiones, el cielo siempre es azul, los pájaros nunca dejan de entonar sus cantos, no existen ni el dolor ni la fatalidad y una sonrisa de felicidad perenne anega todos y cada uno de los rincones.
Fe, camino de la salvación. Yo tengo fe. La siento dentro de mí. Corre por mis venas. Acaricia mis sentidos. Me trae fragancias de lugares paradisíacos. Fragancias provenientes del aliento de mis seres queridos, que jamás dejarán de estar conmigo, alertas... auténticos ángeles... mis ángeles de la guarda.
Y me dan fuerzas, y convierten las tinieblas en luz, me muestran la senda por la que caminar. En lugar de desesperación y pusilanimidad, me entregan gallardía y pundonor.
¡Sí! Tengo Fe y sé que por mucho que llegue a peregrinar, jamás estaré solo. ¡Nunca! porque por la Fe, sé que a mi lado, conmigo, están mis amados seres, los míos y que tan solo debo proseguir mi caminar, ya que más tarde o más temprano, yo también iré a reunirme con ellos, y de este modo, el círculo se cerrará definitivamente por siempre jamás.
Por eso digo, ¡bendita fe! que me has señalado y que tanto me das. Por mi parte, sólo me queda mirar a los Cielos y dar las gracias a Dios por haber sido ungido con tamaña dádiva. ¡Gracias Señor!

2 comments:

Gabriel Puyo said...

Ésta es la letra de la canción "Breathe" de un grupo llamado Telepopmusik.
Al final -creer-, es una de las cosas más importantes que podemos hacer.

"Just breathe, just believe..." my friend.
"Another day... just believe..."

El mundo entero quiere que descubras las insondables reliquias de una cita perpetua...
esperándote... esperándote...

Gabriel Puyo said...

I brought you something close to me,
Left for something you see though your here.
You haunt my dreams
There's nothing to do but believe,
Just Believe.
Just Breathe.

Another day, just believe,
Another day, just breathe
Another day, just believe,
Another day. Just breathe.

I'm used to it by now.
Another day, just believe.
Just breathe. Just believe.
Just breathe.
Lying in my bed,
Another day, staring at the ceiling.

Just breathe. Another day.
Another day, just believe.
Another day.
I'm used to it by now.
I'm used to it by now.
Just breathe. Just believe.
Just breathe. Just believe.
Just believe. Just breathe.
Just believe.
Another day, just believe.
Another day.
Another day, just believe,
Another day, just breathe,
Another day (I do believe).
Another day(so hard to breathe)
Another day(not so hard to believe)
Another day. Another day.