Friday, September 14, 2018

Notas de la vida de un pastor de Jorge Puyó Navarro. Frases XIV

-Aguatuerta. Estar aquí, ver esto, produce una satisfacción enorme en el ganadero que ha sido pastor toda su vida. Los carneros-guías con sus esquilas; los corderos dóciles; algún que otro "mamantón" que se acerca amoroso a lamernos, recordando días malos de frío invierno  en que le dábamos al cabra para salvarlo; y el jugueteo triscado de unos y otros al alborear, son cosas que admiran y alegran todos los sentidos.
-Dentro de un par de días, Dios mediante, me iré a casa, sin otro interés que el de ver a mi mujer y a mis hijos. De ahí, para allá... nada. Hombres y mujeres en abundancia, sin calzón ni basquiña, por las calles de Ansó, y mucho bullicio por los cafés, tabernas y bares, en todo lo cual apuntan muchos signos de decadencia. Ahí está todo.
-Como el buen estudiantes a sus libros, nosotros amamos la ganado y lo llevamos con el cuidado e interés que aquél pone en los textos más importantes.
-Decididamente, los montañeses hemos venido al mundo para ser exclusivamente pastores y ganaderos. Más lo primero que lo segundo. De otra suerte, no se podría concebir el llevar con agrado esta vida tan dura, tan pródiga en privaciones y sacrificios. Porque para nosotros, los siete meses de ausenciade nuestras casas, que bien podríamos llamarlos de destierro por esos mundosde la  tierra baja, no hay fiestas semanales ni de precepto. Sólo sabemos de la Nochebuena por el recuerdo constante del nacimiento de Jesús, adorado por compañeros nuestros. De ahí para allá, perdemos el cuento y todos los días son iguales para nosotros. Si llueve, como si nieva. si hace frío, como si hace calor. Pegados a la tierra como seres inertes, sin apetencias de pueblos ni de ciudades. ¿Qué nombre se le puede dar a eso en estos tiempos?
-La Nochebuena en el campo. Mañana o madrugada fría. Hay escarcha en los abrigos y hielo en las balsas. El pastor se dispone a dar vuelta por el ganado. A intervalos, hay aire fuerte, huracanado, que produce remolinos y grandes nubes de polvo, que ciegan al mayoral. Pasado esto, se ven bastantes ovejas paridas, y todas a bien, cosa rara, por cierto. Las primalas o primerizas, guardando su corderillo bajo el vientre, nos desafían con las patas delanteras, como si fuésemos perros. Pero nosotros, con nuestro lenguaje particular, procuramos convencerlas de que no lo somos y logramos coger el corderillo para sacarlo a la pradera, siguiendo ellas amorosas, igual que madres humanas.
-Soltamos el ganado, y no para jornada larga, por las ovejas están "cargadas". Paren, van pariendo, y los caloyos tiemblan porque hace un día bastante crudo. Tiemblan, digo, hasta que, tontín tonteando, como borrachos, se acercan a la madre y quedan colgados de un pezón. Instantes después, llenos los ijares y sin temor a nada ni a nadie, dan señalesde querer juguetear. ¡Qué gusto da esto en medio de tanta contrariedad!

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